LOS ÁNGELES BUENOS



   Los ángeles son criaturas, totalmente espirituales, sustancias completas, superiores al hombre e inferiores a Dios, con una enorme capacidad de inteligencia y de amor.

   Los ángeles son espíritus puros, esto es, no son cuerpos, ni están hechos para unirse a ningún cuerpo. No tienen por ello, forma ni figura sensible, pero se representan sensiblemente: a) para ayudar a nuestra imaginación; b) porque así han aparecido a los hombres, como leemos en la Sagrada Escritura. Como todos los espíritus están dotados de inteligencia y voluntad

   Los ángeles son superiores al hombre. Poseen un conocimiento mucho más perfecto, que comprende no por raciocinio sino de modo inmediato. Al no poseer realidad material, son inmortales, y no están sujetos a nuestras miserias, dolores y necesidades.

   Dios ha creado a los ángeles con un doble fin: a) para que eternamente lo alaben y bendigan; b) para ser los ejecutores de sus órdenes, como lo indica su nombre, pues ángel significa mensajero.

   Dios creó a los ángeles en estado de inocencia y de gracia; y además, a los que permanecieron fieles los recompensó con la gloria.

   Su existencia consta en muchos lugares de la Escritura:

   "Allí tuvo (Jacob) un sueño, en el que veía una escalera que estaba apoyada en la tierra y llegaba hasta el cielo, y por la cual los ángeles de Dios subían y bajaban"  (Génesis 28,12).

   "Jacob siguió su camino, y unos ángeles de Dios le salieron al encuentro. Cuando Jacob los vió, dijo: "Este es un ejército de Dios". Por eso llamó Mahanaim a aquel lugar" (Génesis 32,1-2).

   "Allí un ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza" (Éxodo 3,2).

   "Mientras yo oraba, Gabriel, que se me había aparecido antes en la visión, vino volando a donde yo estaba" (Daniel 9,21).

   "Tobías se fue a buscar una persona que conociera bien el camino y lo acompañara hasta Media. Y al salir se encontró delante de él al ángel Rafael. Pero Tobías no sabía que era un ángel de Dios.." (Tobit 5,4).

   "En esto se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie al lado derecho del altar del incienso" (Lucas 1,11).

   "Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho" (Mateo 16,27).

   "Cuando el Hijo del hombre venga, rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso" (Mateo 25,31).

   Respecto a su número, la Escritura indica un número sobrecogedor, inmensamente grande:

   "En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a  Dios..." (Lucas 2,13).

   "Jesús le preguntó:- ¿Cómo te llamas?. Y el le contestó:-Me llamo Legión" (Lucas 8,30).

   "¿No sabes que yo podría rogarle a mi Padre, y él me mandaría ahora mismo más de doce ejércitos de ángeles?" (Mateo 26,53).

   "Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. Había millones y millones de ellos" (Apocalipsis 5,11).

   Daniel vio ante el trono del Señor que "millares de millares le servían, y mil millones asistían a su presencia" (Daniel 7,10). Los ángeles buenos explica Santo Tomás, "forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres materiales, porque Dios que hizo perfecta la creación, abre más la mano a medida que sus criaturas son más perfectas, más espirituales. No hay, además dos ángeles de la misma especie, sino que cada uno tiene la suya".

   Los ángeles buenos son los que permanecieron fieles a Dios; y fueron en recompensa confirmados en gracia.

   Se dividen en tres jerarquías, y cada jerarquía en tres coros: la jerarquía suprema la forman los serafines, querubines y tronos; la segunda, las dominaciones, virtudes y potestades; y la inferior, los principados, arcángeles y ángeles.

   Llamamos ángel custodio al ángel que Dios da a cada hombre para que lo defienda y custodie desde el nacimiento hasta la muerte.

   La existencia del ángel de la guarda consta en la Sagrada Escritura: "Pues Él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas" (Salmo 90,11). Este es el sentir común de todos los Padres y Doctores de la Iglesia, y la Iglesia misma ha establecido la fiesta de los ángeles custodios (2 de octubre).

   Los ángeles custodios se interesan grandemente por nuestro bien:

1) Nos sugieren buenos pensamientos y deseos de virtud;
2) Nos defienden de múltiples peligros de alma y cuerpo;
3) Presentan a Dios nuestras oraciones y buenas obras y nos alcanzan de Él gracias y favores.

   Tres deberes principales tenemos para con nuestro Ángel de la Guarda: respeto a su presencia; gratitud por sus beneficios y confianza en su protección, por ser un excelente intercesor ante Dios y defensor contra el demonio. 

   "Cuando tengas una necesidad, alguna contradicción-pequeña o grande-, invoca a tu Ángel de la Guarda, para que la resuelva con Jesús o te haga el servicio de que se trate en cada caso" (Forja,n. 931, José María Escrivá de Balaguer).

   Siendo Jesús, el Rey y Señor del universo; María que es su Madre es también Reina de todo lo creado. Jesús es el Rey de los ángeles, María por consiguiente es también Reina del mundo angélico.


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