VENERABLE
ÚRSULA BENINCASA
1618 d.C.
20 de octubre
Madre Úrsula nació en Cetara, su padre fue
Girolamo, sienés, a quien mucho tiempo se le ha emparentado con
santa Catalina, y su madre fue Vincenza Genuina. Se caracterizó
desde joven por un gran fervor religioso que la llevó a buscar
ingresar con las clarisas capuchinas del monasterio de Santa Maria di
Gerusalemme, solicitud que le fue denegada.
En torno al año 1581 se retiró al eremitorio
de Castel Sant'Elmo, ubicado sobre la colina de Vomero, donde
ganó fama de santidad y atrajo numerosas discípulas. Tras
una experiencia mística, el 3 de mayo de 1582 fue recibida en
audiencia por el papa Gregorio XIII en Frascati, a quien el
comunicó que había recibido de Dios el encargo de
transmitirle un mensaje de reforma para toda la Iglesia. Debido a lo
cual fue examinada por una comisión, entre quienes la
constituían se encontraban Giulio Antonio Santori y san Felipe
Neri, que reconoció su vida virtuosa.
A su regreso a Nápoles, el año 1582,
fundó la congregación de las Oblatas de la Inmaculada
Concepción de María, religiosas de vida activa dedicadas
a la educación de la juventud y, luego de tener una
visión (el 2 de febrero de 1617), fundó la
congregación de las Romitas de la Inmaculada Concepción
de María Virgen, monjas de rigurosa clausura, dedicadas a la
oración contemplativa para sostener, con la fuerza de su
oración, el trabajo apostólico de las Oblatas.
Murió en Nápoles el 20 de octubre de 1618.
Poco antes de morir, madre Úrsula había
solicitado que sus religiosas fuesen admitidas a la autoridad y a la
dirección espiritual de los clérigos regulares teatinos,
sin embargo, los teatinos rechazaron de entrada la petición,
porque era contraria a sus constituciones. Fue solo hasta 1663, una vez
obtenida la autorización del papa Urbano VIII, que las Oblatas y
las Romitas pasaron a estar bajo la jurisdicción de los
teatinos, adoptando incluso su nombre.
Las virtudes heróicas de madre Úrsula
Benincasa fueron proclamadas el 7 de agosto de 1793 en la
basílica romana de San Andrés della Valle por el papa
Pío VI, atribuyéndole de ese modo el título de
«venerable».