BEATO UBALDO ADIMARI
9 de abril
1315 d.C.
Nació en Florencia, en el seno de la noble familia florentina de
los Adimari. Era un hombre de gran estatura. Su juventud
transcurrió entre las turbulencias de aquel tiempo, las luchas
entre los güelfos, favorables al Papado y los gibelinos,
favorables al emperador de Alemania. Fue jefe del partido gibelino en
Florencia, conocido por su vida disoluta y que provocaba
desórdenes de todo tipo; en el 1276, llegó el prior
general de los servitas san Felipe Benizi, para llevar la paz,
acompañado del beato Buenaventura Buonaccorsi y el
séquito del Legado pontificio, Latino Orsini.
En los primeros meses
del 1280, Ubaldo se encontró con San Felipe Benizi, que lo
convirtió, y lo admitió en la Orden de los servitas. Con
la gracia de Dios reconquistada, se retiró en una
durísima penitencia y oración al monte Senario
(Florencia), cuna de la fundación de la Orden, situado a 18 kms
de Florencia.
Con la sabia ayuda
espiritual de su santo prior, Ubando fue un alma mansa y humilde, y
obra algunos milagros, como aquel de transportar el agua del pozo del
convento, con su hábito, porque se había roto el brocal
en el trayecto.
Fue ordenado sacerdote
y del 1282 al 1285, siguió a san Felipe en sus misiones por las
distintas casas de la Orden; en 1285 asistió en el convento de
Todi al traspaso de su General, confortándole con su presencia.
Regresó al convento del Monte Senario,
continuó su edificante vida de penitente y religioso, rodeado de
muchos prodigios. Fue sepultado en la iglesia del mismo convento, junto
a la de los Siete Santos Fundadores. Su culto fue confirmado el 3
de abril de 1821 por Pío VII.