BEATO TOMÁS
HELYE
1257 d.C.
19 de octubre
Nació en Biville en Normandía, en el seno de
una familia de cierta importancia en la región. Llevó una
vida ascética en casa de sus padres, dedicando parte de su
tiempo a la enseñanza del catecismo a los pobres, dirigió
con éxito una escuela para niños. El éxito de su
enseñanza llegó a oídos de los habitantes del
pueblo vecino, Cherburgo, quienes le invitaron a abrir ahí otra
escuela. Tomás aceptó, pero la mala salud le
obligó a retornar a Biville. Ahí vivía, en casa de
su padre más como un monje que como un laico. Con el tiempo,
conoció al obispo de Coutances, quien le ordenó
diácono.
Tomás hizo una peregrinación a Roma y otra
a Compostela antes de terminar sus estudios en París. Cuatro
años después, recibió la ordenación
sacerdotal en 1236. Desde entonces, empezó a llevar una vida
más austera. Pasaba gran parte de la noche en oración y,
durante el día, se dedicaba a los ministerios pastorales y la
predicación, para la que tenía un don especial. Pronto
fue nombrado párroco de Saint. Maurice, pero, como su
vocación fuese propiamente misional, nombró a un vicario
para la parroquia y él continuó con sus prédicas,
su enseñanza del catecismo, sus visitas a los enfermos y a los
pecadores, su ayuda a los pobres y oprimidos y sus exhortaciones a los
tibios e indiferentes, no sólo en Coutances, sino también
en las diócesis vecinas de Avranches, Bayeux y Lisieux. Agotado
por el trabajo, el beato Tomás cayó enfermo en el
castillo de Vauville, en La Manche, donde murió.