BEATO TOMÁS DE
TOLENTINO
9 de abril
1322 d.C.
Nació en Tolentino, en las Marcas. Hacia 1275 ingresó en
los franciscanos donde participó en la contestación
pauperística de los espirituales de Ángel Clareno y por
ello fue arrestado y enviado a un eremitorio de las Marcas, nuevamente
encarcelado y después liberado en 1289, al año siguiente,
como Clareno y otros espirituales; se fue como misionero a Armenia.
Allí, además de desarrollar una intensa labor
apostólica, supo conquistarse la confianza del rey Aitón
II, el cual le envió como su embajador en 1292 al papa
Nicolás V y a los reyes de Francia e Inglaterra para pedir ayuda
contra los sarracenos que amenazaban con invadir el país. En un
segundo viaje desde Armenia, en 1295, acudió al ministro general
de los franciscanos, Juan de Morrovalle, para defender la causa de los
espirituales. Hizo un tercer viaje a Europa en 1307, donde se
encontró en Poitiers con el Papa Clemente V, para informarle de
la misión de China de Juan de Montecorvino y pedirle ayuda para
continuar aquella misión.
Estaba de viaje para
Ceilán, con la intención de seguir hacía China,
cuando fue capturado por los musulmanes en Thama en la India y
decapitado por su defensa de la fe en Cristo y su condena a Mahoma; con
él murieron tres compañeros: Jaime de Padua, Pedro de
Siena, franciscanos y Demetrio de Tiflis, laico.
El sacrificio de estos heroicos mártires
está documentado en las relaciones privadas y sobre todo por la
del beato Odorico de Pordenone, misionero y viajero
contemporáneo en China. En 1326 llegó a Tana,
transportó por el mar los cuerpos de los mártires, no sin
gravísimos peligros, a Zaiton, en China y describió su
martirio. La cabeza del beato Tomás fue enviada a Tolentino, su
patria, donde fue venerado con culto público, confirmado por
León XIII el 23 de julio de 1894. Los cuatro mártires
fueron considerados mártires en los Martiriologios franciscanos, pero
solamente a Tomás se le ha confirmado el culto.