VENERABLE SERGIO Y
DOMINGA BERNARDINI
12 de octubre de 1966
27 de febrero de 1971
Esta pareja humilde del municipio de Pavullo, en la provincia
norteña de Módena (Italia), se unió en matrimonio
el 20 de mayo de 1914. Sergio tuvo un primer matrimonio del que
nacieron tres hijos; pero una peste en 1912 causó la muerte de
su esposa, los hijos, su padre y su madre. Al quedarse solo,
viajó a Estados Unidos para trabajar en una mina, pero
regresó un año después afirmando que lo hizo
porque temía perder la fe en ese ambiente.
Ya de regreso en Italia, la vida cristiana de Sergio hace que el
párroco le diga que piense en la vida sacerdotal, pero él
no se siente el llamado a esta vocación sino que sueña
con tener una familia, posiblemente numerosa. Por su parte, Domenica
Bedonni deseaba ser religiosa, pero a los 23 años optó
por la vocación a la vida matrimonial y rezaba para tener al
menos una hija monja y, por qué no, un hijo sacerdote.
Se conocieron y poco después se casaron. El P. Sebastiano
afirmó a Famiglia Cristiana que una de las cosas que más
recuerda de sus padres es la vida de sacrificio, su gran fe y el amor
que estos Siervos de Dios se prodigaban y que se reflejaba en sus
miradas.
“Mi mamá era muy afectuosa, a mi papá lo recuerdo
más estricto, siempre nos trató de ‘usted’, pero sin
dejar de ser un hombre muy dulce”, afirmó.
Domenica y Sergio estuvieron casados 52 años y tuvieron diez
hijos: ocho mujeres y dos hombres. Seis hijas eligieron la vida
religiosa: cinco como hermanas paulinas y una en la Orden del Buen
Pastor. Los dos hijos varones se hicieron sacerdotes, uno de ellos es
el Obispo Emérito de Smirne (Italia), Mons. Giuseppe Germano
Bernardini.
“Es una gracia grande el hecho que todos permanecimos fieles a nuestras
vocaciones”, afirmó el fraile capuchino.
El P. Sebastiano recordó la anécdota con la cual a los
cinco años decidió que quería ser sacerdote.
“Había visto a un sacerdote pasar delante de mi casa en una moto
Guzzi, nueva, flamante: desde aquel momento fui firme. Quizá
pensaba que para manejar una moto de ese modelo necesitaba convertirme
en sacerdote”, añade. Sin embargo, “luego entré al
seminario en Scandiano y las cosas cambiaron: elegí la pobreza”.
En ese sentido, destacó el desprendimiento de su padre, pues su
familia, aunque pobre, era muy unida.
“Cuando nací, mi padre lanzó un suspiro de alivio. Era el
primer hombre después de ocho mujeres” y le habría dado
una mano en el trabajo del campo. “Sin embargo, cuando decidí de
entrar en el seminario, dijo: ‘Que sea la voluntad del Señor’.
Fue este el secreto de su matrimonio”, afirmó.
Sin embargo, el apoyo a las vocaciones religiosas no solo se
centró en sus hijos. A pesar de las carencias, ambos esposos
deciden en 1963 “adoptar” a un seminarista nigeriano, pagando sus
estudios en Roma con su modesta pensión. Se trata de Mons.
Félix Alaba Adeosin Job, actual Arzobispo Emérito de
Ibadán (Nigeria).
Luego de 52 años de casados, Sergio Bernardini fallece el 12 de
octubre de 1966. El 27 de febrero de 1971 lo sigue su esposa. A ambos
funerales asistieron una gran cantidad de fieles y sacerdotes que
proclamaban la santidad de ambos.
El proceso diocesano de este matrimonio concluyó en 2008,
mientras la causa de beatificación prosigue en la
Congregación para la Causa de los Santos.
Las otras dos hermanas se casaron, pero fallecieron sin tener hijos. La
vivienda de los Bernardini fue donada a la “Casa de Francisco y Clara”
y todo permanece como antes, con la pequeña capilla donde
habían obtenido poder custodiar el Santísimo, las fotos
en las paredes y las dedicatorias que los padres habían querido
colocar sobre las puertas de cada sala. También permanecen
la Sagrada Familia en el dormitorio de Sergio y Domenica, la
Inmaculada, Santa Teresita y San Francisco en el cuarto del P.
Sebastiano.