SAN VENANCIO FORTUNATO
14 de diciembre
600 d.C.



   Venancio Honorio Clemenciano Fortunato nació en el norte de Italia, cerca de Treviso, en Valdobbiadene; se formó en Rávena y allí aprendió todos los secretos de la versificación, porque era un poeta habilísimo, sutil y delicado. A los 30 años estuvo a punto de quedarse ciego, pero por intercesión de san Martín de Tours, se curó, y por ello peregrinó a su tumba en las Galias. La peregrinación se extendió por toda la Europa central.

   En el 556 se quedó en la corte del rey Sigeberto I de Austrasia, que residía entonces en Metz. Hizo otras etapas (Verdún, Reims, París y Soissons), y como trovador, recompensó la hospitalidad que se le daba por parte de príncipes y obispos con sus versos, a veces llenos de adulación. Fue a Poitiers para visitar la tumba de san Hilario y allí fijó su residencia, en el 567.

   Le retuvo la amistad de dos santas mujeres: santa Radegunda, viuda del feroz soberano franco Clotario I, de quién fue capellán y su hija adoptiva santa Inés de Poitiers, abadesa del monasterio de Santa Cruz, fundado por la reina. Para ellas les escribió muchos poemas. La influencia de estas dos mujeres, le hicieron buscar la santidad y la perfección cristiana. Tuvo una gran devoción por María. Fortunato será allí sacerdote y luego obispo de Poitiers, a la muerte del obispo Platón, en el 597.

   Se le conoce por sus himnos, como el “Vexilla Regis” y sobre todo el “Pange lingua”, compuesto a petición de Radegunda para recibir solemnemente unas reliquias de la vera cruz. Escribió la “Vita sancti Martini”. Tuvo una gran amistad con san Gregorio de Tours. Está enterrado en la basílica de San Hilario de Poitiers.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)