SANTO DOMINGO DE SILOS
20 de diciembre
1073 d.C.
Se
llamaba Domingo Manso y nació en Cañas (La Rioja). En la
vida campesina, como pastor de ovejas, se preparó para el
sacerdocio. Después de un año de retiro y total
oración y penitencia (y después de encontrarse con santo
Domingo de la Calzada) se hizo benedictino en el monasterio de San
Millán de la Cogolla.
Le encomendaron
restaurar el monasterio de Cañas y en dos años lo
levantó. Pronto entraron en él como monjes su padre y sus
hermanos. Luego los monjes de San Millán lo reclamaron. Era
prior del monasterio cuando tuvo que enfrentarse con el rey Don
García III de Navarra, que exigió dinero al monasterio, y
Domingo se lo negó, ya que dijo que aquel dinero
pertenecía a los pobres. Como narra Gonzalo de Berceo "Lo que
una vegada es a Dios ofrecido, nunca en otros usos debe ser metido.
Rey, guarda la tu alma, non fagas tal pecado, ca seríe
sacrilegio, un crimen muy vedado". El rey se enfureció. Domingo
le repuso: "Puedes matar el cuerpo, la carne maltraer, más non
has en el alma, rey, ningún poder. Dizlo el Evangelio, que es
bien de creer. El que las almas juzga, ese es de temer".
Domingo se vio
obligado a expatriarse a Burgos, donde reinaba el hermano de Don
García. El rey Fernando I de Castilla le acogió y le
mandó reformar como abad (1047-1073), el monasterio de San
Sebastián de Silos (ahora Santo Domingo de Silos). "Si
fuéramos a Dios leales, derechos, ganaremos coronas que val mas
que dineros".
Como abad de Silos, tuvo que reformar el monasterio y contó con
la colaboración del rey don Fernando I y sus hijos Sancho
II el Fuerte y Alfonso VI. El número de monjes creció, y
en todo momento fue un hombre de oración, de fe, de fortaleza y
de un profundo amor a Jesucristo que supo transmitir a cuantos le
rodeaban. Al morir, su fama pervivió, especialmente entre los
cautivos y enfermos por su misericordia y caridad, ya que una de sus
obras de caridad fue el rescate de cautivos.