SAN TEODORO DE
TABENNESI
27 de abril
368 d.C.
Los
griegos le llaman "Teodoro el Santo". Parece que nació en
la alta Tebaida (Egipto) en el seno de una familia acaudalada y, cuando
contaba entre once y doce años de edad, durante la fiesta
de la Epifanía, se entregó a Dios con un fervor precoz,
resuelto a no anteponer nunca nada al amor divino y su servicio. Con el
correr del tiempo, la gran reputación de san Pacomio le atrajo
hacia Tabennisi, donde no tardó en descollar entre los
seguidores del santo. Éste le tomó como compañero
permanente cuando hacía el recorrido de sus monasterios. Pacomio
ordenó como sacerdote a Teodoro y, antes de retirarse al
pequeño monasterio de Pabau, le encargó el gobierno de
Tabennisi.
San Pacomio murió en el año de 346, y Petronio, a quien
había nombrado su sucesor, murió también trece
días después. Entonces se eligió como abad a san
Orsisio, pero como éste encontró la carga demasiado
pesada y el grupo de monasterios amenazaba con dividirse en partidos,
dimitió para dejar a Teodoro en su lugar. Lo primero que
éste hizo fue reunir a todos los monjes para exhortarlos a la
concordia. Investigó las causas de las divisiones y les puso el
remedio efectivo. Gracias a sus plegarias y a sus incansables
esfuerzos, la unidad y la caridad quedaron restablecidas.
San Teodoro visitó los monasterios, uno tras otro, y a cada
monje en particular le dio instrucciones, consejos, consuelos y
aliento; de esa manera, corrigió los errores con gran delicadeza
y un tacto. Tuvo dones taumatúrgicos y proféticos y en su
biografía se relatan muchos ejemplos, de estos dones que rayan
la fantasía. Un día uno de los monjes agonizaba y Teodoro
fue a atenderle en sus últimos momentos. Fue entonces cuando
vaticinó a todos los que estaban presentes: "Muy pronto, a esta
muerte seguirá otra que no se espera". Aquel mismo día,
pronunció su acostumbrado discurso a los monjes, reunidos en el
monasterio de Pabau para la celebración de la Pascua, pero
apenas los había despachado a sus respectivos monasterios,
cuando se sintió muy enfermo. Al otro día, 27 de abril,
murió tranquilamente.
Su cuerpo fue llevado en procesión hasta la cima del monte donde
los monjes tenían su cementerio, pero no pasó mucho
tiempo sin que el cadáver fuese exhumado para sepultarlo junto
al de san Pacomio. San Atanasio escribió una carta a los monjes
de Tabennisi para consolarlos, con sentidas palabras, por la
pérdida de su abad y para recomendarles que tuviesen siempre
presente la gloria que ya poseía el siervo de Dios.
Toda la información
de que se podía echar mano en el siglo XVII, en relación
con la historia de san Teodoro, se encuentra reunida en el relato sobre
san Pacomio, publicado en el “Acta Sanctorum”, mayo, vol. III.
Desde entonces, han aparecido diversos textos, la mayoría de
ellos en copto o traducidos del copto. En relación con la vida
de san Teodoro, tiene especial importancia la “Epístola
Ammonis”, impresa en el “Acta Sanctorum”, mayo, vol. III,
pp. 63-71. Los griegos conmemoran a este santo el 16 de mayo, y el Martirologio Romano lo conmemoraba el 27 de
abril, fecha de su muerte.