SANTA VIVINA
17 de diciembre
1170 d.C.
Era un
mujer flamenca de la casa Oisy. A
los veintitrés años, Vivina abandonó la casa
paterna furtivamente, llevándose
un salterio. Con otra compañera construyó una ermita con
ramas cerca de
Bruselas, en el bosque de Grand-Bigard. Pero las gentes de la ciudad,
movidas
por la curiosidad, acudían a verla y no la dejaban en paz. El
conde Godofredo
de Brabante le ofreció tierras y dinero para que fundara un
monasterio, y la
santa aceptó de buen grado. Vivina y su comunidad se pusieron
bajo la dirección
del abad benedictino de Afflighem. Dicho monasterio, que todavía
existe, se
hallaba situado cerca de Alost y estaba entonces poblado de monjes que
más bien
parecían ángeles que hombres, según el testimonio
de Bernardo.
Bajo tales auspicios, el convento de
Grnad-Bigard empezó a prosperar, aunque la abadesa tuvo que
hacer frente a
muchas dificultades; en efecto, algunas de sus súbditas juzgaban
que no era
bastante discreta, sobre todo en cuestión de penitencia, y no
supieron callarse
su opinión. Santa Vivina les advirtió que se estaban
dejando engañar por el
Mal; pero tuvo que hacer un milagro para convencerlas de ello.
Después de la
muerte de santa Vivina, el convento se convirtió en un sitio de
peregrinación.
Dios obró numerosos milagros en el sepulcro de la santa; sus
reliquias se
hallan actualmente en Nuestra Señora de Sablon, en Bruselas. Es
la santa
patrona de la Orden de las begüinas.