SANTA VICENTA MARÍA LÓPEZ VICUÑA
26 de diciembre
1890 d.C.



   Natural de Cascante (Navarra), en el seno de una familia burguesa. A los 18 años marchó a vivir a Madrid con unos tíos suyos. Allí estudió en el colegio de San Luis de los Franceses, pero la verdadera enseñanza la recibió de su tía Eulalia, a la cual acompañó en sus visitas a los hospitales. En Madrid había comenzado la industrialización. Esto llevaba consigo que muchas chicas del campo se desplazasen a la capital para buscar un porvenir, y de momento se encontraban en la calle. Así se fue despertando en estas dos mujeres la idea de atender a estas muchachas. Eulalia estableció una casita para acoger a las jóvenes sirvientas. Es la "Casa de la Caridad". Mientras Vicenta María, simultaneó sus estudios dándoles catequesis.

  A los 20 años, debía casarse, pero  después de una fuerte reflexión dijo que no se casaba "ni con el rey ni con un santo". El jesuita padre Soto dirigió unos ejercicios espirituales en Madrid y a ellos acudió Vicenta María; llegó el día de la meditación de "elección de estado"; en una histórica página fue escribiendo a dos columnas razones en pro y en contra de elegir la vida de religiosa salesa, que le encantaba, pero decidió seguir la obra iniciada por su tía Eulalia de atender a las jóvenes del servicio doméstico. Ella vio que tenían una gran necesidad de ayuda. Se opusieron sus tíos, que eran los mismos fundadores, por creer que no era apostolado apropiado para ella. Pero, sobre todo, fue intransigente su propio padre. Llegó el 1868 lleno de tribulaciones: murió su tío, echaron a las monjas de sus conventos, enfermaron sus padres. Pero éstos no cedieron en darle el permiso para seguir su vocación, la hicieron volver a Cascante, pero una grave enfermedad que sufrió hizo que su padre la autorizara volver a Madrid.

   Todo se fue solucionando. Vendió sus posesiones la tía y arregló la herencia de sus padres. En Madrid encontró la ayuda del padre Hidalgo, jesuita, quien dirigió su espíritu y le ayuda en su empresa. Entre 1871 y 1876 se fue perfilando la fundación, siendo conocidas como las “hermanas del Santo Celo”. En 1876, fundó la Congregación de Hijas de Maria Inmaculada, para ayudar a las chicas del servicio doméstico. Al poco tiempo se abrieron dos casas: una en Madrid y otra en Zaragoza. Luego, Jerez de la Frontera, Sevilla, Barcelona y Burgos. Murió en Madrid agotada por trabajo y las enfermedades. "Mis rosas para Jesús; mis espinas para mí; mi perfume para todos". Fue canonizada por el Beato Pablo VI el 25 de mayo de 1975.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)