SANTA ROSALÍA
DE PALERMO
1160 d.C.
4 de septiembre
Nació en Palermo y se dice que era hija de Sinibaldo, primo del
rey Guillermo I y almirante de la marina del rey Roger. Fue educada en
la corte, y estuvo muy cerca de la reina Margarita. Renunció a
un matrimonio de conveniencia y huyó de la casa paterna hastiada
de lujos y de la vida mundana. Se consagró a Cristo, primero en
una cueva de Quisquina, viviendo en tototal soledad y luego en el monte
Pellegrino en Palermo, durante 20 años hasta su muerte, donde
vivió una vida solitaria.
Se dice que la visitaron con frecuencia los
ángeles. Algunos autores piensan que durante algún
tiempo, antes de dedicarse a la vida solitaria, fue benedictina o
basiliana. En la abadía bizantina de San Salvador, en Mesilla,
hay un crucifijo de madera con esta inscripción grabada:
«Yo, la hermana Rosalía Sinibaldi dejo este madero con mi
Señor al que yo siempre he seguido, en este monasterio».
Esta reliquia se halla ahora en Palermo.
Cuando comprendió que estaba para morir, recompuso su cuerpo en
una fosa que permaneció desconocida durante cinco siglos, hasta
que los palermitanos se convencieron de haber encontrado el cuerpo de
la santa. Junto con los huesos, se encontró un crucifijo de
barro cocido, así como una cruz griega de plata y un hilo de
doce cuentas pequeñas y una grande, que era sin duda un rosario
primitivo.
El padre bolandista Stilting dice que su historia es una
serie de remiendos de diversas tradiciones locales, inscripciones y
pinturas. La inscripción a la que se refiere el padre Stilting,
se encontró grabada en los muros de la cueva de Monte Coschina,
evidentemente por manos de la santa y dice así: «Ego
Rosalia Sinibaldi Quisquine et Rosarum domini filia amore Domini mei
lesu Christi in hoc antro habitare decrevi» (Yo, Rosalía,
hija de Sinibaldo señor de Quisquina y de Rosas, he decidido
vivir en esta cueva por el amor de mi Señor Jesucristo).
En el año de 1624, asoló la ciudad de
Palermo una epidemia de peste. De acuerdo con las instrucciones que
santa Rosalía dio a una de las víctimas a quien se
apareció, se hicieron excavaciones en la cueva del Monte
Pellegrino y se encontraron los huesos de la santa. Aquellos restos se
pusieron en un relicario y fueron llevados en procesión a
través de la ciudad, y desde entonces cesó la epidemia.
Como muestra de gratitud, el pueblo de Palermo construyó una
iglesia en honor de Santa Rosalía y nombró a la santa
patrona de la ciudad. El Papa Urbano VIII insertó su nombre en
el Martirologio Romano en 1630.