SANTA MARGARITA DE HUNGRÍA
18 de enero
1270 d.C.



   Hija del rey de Hungría, Bela IV, y María Láskaris, hija del emperador de Constantinopla. Sus padres la consagraron a Dios desde su nacimiento, cuando estaban desterrados en Dalmacia, huyendo de la terrible devastación de los tártaros del 1241, y fue enviada al monasterio de Santa Catalina de monjas dominicas en Veszprém. A los 10 años, la trasladaron a un nuevo convento dominico, fundado por su padre, en una isla del Danubio (Nyúl), que se llamaría en su honor: isla Margarita. A los 12 años, ingresó en la comunidad realizando sus votos solemnes en manos del maestro de la Orden de Predicadores, el beato Humberto de Románs.

   Llevó una vida de severísima penitencia. Se deleitaba sirviendo a todo el mundo, y nunca se sintió diferente por ser de sangre real, muy al contrario vivió una pobreza extrema. En 1260, renunció a la propuesta de matrimonio con el rey de Bohemia Premysl Otakar II, lo cual le acarreó no pocos sinsabores.

   Sintió una profunda devoción por Cristo crucificado, y se pasaba horas en oración delante del crucifijo entrando en éxtasis, también le sucedía lo mismo cuando estaba o participaba de la Eucaristía. Sentía una especial alegría cuando había alguna festividad de María, ya que también tuvo una gran devoción hacia ella. Si creía haber ofendido a alguien, se echaba a sus pies pidiendo perdón.

   Su fuerte vocación, y autenticidad de vida, hizo que el monasterio se transformara en una de las más importantes instituciones eclesiásticas del reino húngaro. Fue favorecida con dones taumatúrgicos y el don de la profecía. Murió después de una corta enfermedad a los 28 años. Su cuerpo descansa hoy en Bratislava. El proceso de beatificación, no se terminó nunca, pero el culto a Margarita fue aprobado en 1789. La canonización tuvo lugar en 1943 por Pío XII.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno
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