SANTA ANASTASIA DE
EGINA
18 de abril
866 d.C.
Nació en Egina, Grecia. Aspiraba a la vida religiosa, pero fue
obligada a casarse dos veces. La primera vez con un hombre rico y
bastante joven. Formaron un matrimonio feliz hasta que murió su
marido defendiendo el puerto de Egina del que pretendían
apoderarse los musulmanes procedentes de España. Un edicto del
emperador Miguel, obligaba a todas las jóvenes viudas a contraer
matrimonio. Con ello se pretendía frenar la regresión
demográfica. Su nuevo esposo, más rico aún que el
primero, era un hombre bueno y misericordioso con los pobres, igual que
ella. Se dedicaban juntos a la oración y a socorrer a los
indigentes.
Cuando una hambruna
asoló Egina, compartió sus provisiones no sólo con
los cristianos sino también con miembros de una secta hereje.
Cuando llegaron a la vejez, se separaron para preparar su muerte cada
uno por su cuenta. Anastasia se quedó en su palacio que
transformó en convento y dirigió una comunidad de
religiosas como hegúmena. Las monjas llevaban una vida
extremadamente austera moderada bajo la hábil guía de un
abad llamado Matías, que les sugirió que se mudaran a un
lugar más solitario: Tamia.
Allí, el monasterio creció y prosperó. La fama de
Atanasia llegó a oídos de la emperatriz de
Constantinopla, Teodora, esposa del emperador Teófilo el
Iconoclasta. ésta le pidió que fuera a Constantinopla,
para ayudarla a restaurar la veneración de las imágenes.
Allí permaneció Atanasia durante siete años. De
regreso a Tamia, cayó gravemente enferma, pese a lo cual,
siguió asistiendo al oficio divino hasta la víspera de su
muerte. La leyenda le atribuye muchos milagros.