SAN SIMÓN DE
CRESPY
1082 d.C.
30 de septiembre
Conde
de Crépy en Valois, descendiente de Carlomagno; fue educado en
la corte de Guillermo el Conquistador. Al ver el cadáver
descompuesto de su padre abrazó la vida monástica y, con
el permiso del rey (ya que éste le quería casar),
viajó a Roma. Durante el viaje se paró en la
abadía benedictina de Condat donde ingresó.
Lo mismo que a muchos otros monjes pertenecientes a la
nobleza, los superiores y los familiares de Simón insistieron
para que emplease su influencia en arreglar discordias y restablecer
los derechos. San Hugo de Cluny le envió ante el rey de Francia
para que recuperase unas tierras que habían sido quitadas al
monasterio y, asimismo, intervino activamente para obtener la
reconciliación entre Guillermo el Conquistador y sus hijos.
Cuando el Papa san Gregorio VII, en conflicto con el emperador,
decidió concertar un acuerdo con Roberto Guiscardo y sus
normandos que ocupaban parte del territorio de Italia, mandó
llamar a san Simón para que le ayudase en las negociaciones.
Estas concluyeron felizmente en la ciudad de Aquino, en 1080 y, desde
entonces, el Papa conservó a su lado a Simón. Este
murió en Roma y recibió los últimos sacramentos de
manos del propio San Gregorio.