SAN SIGIRAMNIO
4 de diciembre
695 d.C.



   Hijo de un noble de Berry. Se gano la protección del maestro copero de palacio de la Corte del rey de Borgoña, Clotario II y, de este modo, fue introducido en palacio. Un día lo dejó todo, se fue a Tours, y se hizo eremita; más tarde fue ordenado archidiácono. Cuando su padre, el obispo de Tours, murió: Sigiramnio distribuyó el patrimonio familiar entre los pobres, pero el nuevo obispo, le consideró loco y lo hizo encerrar. No salió de la cárcel hasta que no murió el prelado; pero, a pesar de ser inocente, no fue aceptado por sus conciudadanos y se unió a la comunidad del obispo Flavio, que recorría todos los monasterios de Europa, y así llegó a Roma.

   Más tarde regresó a Francia, y fundó un monasterio en la localidad de Lonrey (Saint-Cyran), cerca de un río lleno de peces. La nueva fundación creció bajo la regla benedictina y... los peces del río. Según la leyenda, todas las mañanas, se acercaba a pescar para su comunidad, y siempre pescaba el número justo de peces para todos sus hermanos y para los pobres del lugar. Un día pescó uno de menos, y supo que alguno de sus monjes había murmurado; en efecto, un joven monje confesó que no le gustaba la dieta tan monótona. El abad procuró atenderle; pero otro grupo de monjes le calumnió alegando que se aprovechaba de la pesca para enriquecerse personalmente, Sigiramnio no desmintió la calumnia sino que prefirió alejarse, volviendo a su antigua vida de monje errante. Años más tarde fue elegido abad de los monasterios de Lonrey y Meobecq que él había fundado.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)