SAN SEVERO DE
NÁPOLES
29 de abril
409 d.C.
Obispo de
Nápoles, fue un célebre taumaturgo, alabado por san
Ambrosio de Milán; según la leyenda resucitó a un
hombre para que pudiera testimoniar en favor de su viuda. En el
catálogo de los obispos napolitanos ocupa el duodécimo
lugar; de su vida anterior a su ministerio episcopal, no se sabe
prácticamente nada.
San Severo sirvió su episcopado de febrero de 363
al 29 de abril de 409, por lo tanto algunas décadas
después de la libertad de culto establecida por Constantino a
favor de los cristianos; fue ciertamente un período en que las
dos religiones, pagana y cristiana, fueron obligadas a convivir, y los
retrocesos al paganismo fueron frecuentes.
Su obra se desarrolló después de estos
retornos al paganismo y los violentos ataques de los heréticos
arrianos. La Iglesia de Nápoles, con la guía iluminada de
san Severo, refloreció en la fe auténtica del
cristianismo; restableció en la ciudad las obras de su
predecesor san Máximo quien murió en el destierro en
Oriente, durante la persecución arriana.
Hace falta decir que san Máximo fue el
décimo obispo de Nápoles y san Severo el
duodécimo, entre los dos estuvo el usurpador arriano
Zósimo, quien durante sus seis años de episcopado,
retornó a la fe original, por lo que si está
legítimamente considerado como el 11° obispo.
Varios documentos antiguos confirman que se ganó,
no sólo consideración y cariño de los cristianos,
sino también la de los paganos. Fue amigo de san Ambrosio obispo
de Milán, a quien tuvo ocasión de conocer durante el
Concilio plenario realizado en el 392 en Capua.
Le son atribuidas la construcción de cuatro
basílicas: una de ellas, fue dedicada al Salvador, de esta
antigua basílica llamada luego San Giorgio el Mayor, ha quedado
tan sólo la cúpula. A Severo es atribuida también
la construcción del célebre Baptisterio de
Nápoles, siendo el más antiguo de occidente. Fuera de los
muros de la ciudad, Severo hizo construir una basílica
cementerial, dónde hizo colocar las reliquias del obispo san
Máximo y que parece fue incluso su primera sepultura. San Severo
también es patrono de la ciudad y diócesis de San Severo,
en la provincia de Foggia.