SAN SABAS DE JERUSALEN
5 de diciembre
532 d.C.



   Natural de Mutalasca, Capadocia (actualmente Kaisery); su padre era oficial del ejército y la familia se trasladó a Alejandría. Su infancia fue difícil, de manera que tuvo que huir de las disputas familiares de sus tíos, que se portaron cruelmente con él, buscando hospitalidad en el monasterio de Flaviana, donde se le acogió a pesar de su juventud. Peregrinó a los 20 años a Tierra Santa pero el monasterio de Jerusalén, a causa de las disputas monofisitas no le dieron la paz que buscaba. Luego hizo vida religiosa con santos Eutimio y Teoctisto en una “laura” del mar Muerto donde estuvo diez años. Su maestro fue Domiciano. Hizo un viaje a Alejandría, donde pudo ver a sus padres ya ancianos. Sus padres le presionaron para que abandonara aquella vida. Pero él respondió: "Si los jefes de la tierra castigan a los que desertan de sus ejércitos, también es defraudar a Dios, si abandono su servicio". Aquí vivió retirado en soledad en una cueva, pero cerca del monasterio, pero esta vida no era la absoluta soledad que él buscaba así que en el 473, abandonó el monasterio y se refugió en una torre en la que vivió completamente solo durante cinco años.

   Ya con 30 años volvió a Jerusalén, buscando más tiempo para la oración solitaria, dedicó al desierto cinco días semanales; regresando el fin de semana al monasterio, con sus cincuenta trabajos de palma. Pasaba con los monjes el sábado y el domingo, y regresaba con nuevas palmas a la soledad. Con esta nueva experiencia, fundó en el 479, ya en la plenitud de sus 40 años, su "Laura", Mar Sabás (que todavía subsiste). Pronto será imitado por muchos que vivían en la soledad. La laura es una especie de pueblo de cavernas excavadas en la roca, donde los ascetas se entregan a una vida medio cenobítica y medio eremítica. Compuso una regla litúrgica llamada “Typicon”. Fundó 15 lauras, y tuvo que vencer las reticencias de los monjes de la laura de Mar Sabás.

   En este cenobio, Sabas rebasó los 90 años; había sido ordenado sacerdote en el 492, por el patriarca de Jerusalén,  para poder ser abad; Salustio, que lo hizo archimandrita. Por este cargo, tuvo que acudir a Constantinopla para enfrentarse a las herejías de Nestorio y Eutiques, y lograr que el emperador bajara los impuestos a los eremitas. También consiguió del emperador Justiniano la clemencia para los soliviantados de Samaria y la defensa de la pureza de la fe católica. No le asustaban los rugidos de las fieras, ni de los herejes o tibios. Se le llamará el "ciudadano de Jerusalén"; "El santificado"; "Teóforo"; "Patriarca de los monjes" y "Estrella del desierto". Murió en la Laura del Cedrón. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)