SAN ROMANO "EL
MÉLODO"
555 d.C.
1 de octubre
Nació en la ciudad de Emesa en Siria (hoy Homs), en el seno de
una familia judía. Fue bautizado siendo un niño (aunque
no se sabe si sus padres también se conviertieron) y
posteriormente se mudó a Berytus (hoy Beirut), donde fue
ordenado diácono en la iglesia de la Resurrección.
Marchó a Constantinopla en tiempos del emperador
Anastasio I. En Constantinopla sirvió como sacristán en
la "Gran Iglesia" (Santa Sofía), residiendo hasta el final de
sus días en el monasterio de Kyros, donde fue enterrado con su
discípulo Ananías.
Se dice que al principio Romano no era considerado ni un
lector, ni un cantor talentoso. Sin embargo, el Patriarca de
Constantinopla le amaba por su gran humildad. En una ocasión,
alrededor del año 518, mientras servía en la iglesia de
la Panagia en Blachernae, durante la Vigilia de Navidad, fue asignado
para leer los versos “katisma del Salterio”. Leyó tan mal que
otro lector hubo de tomar su lugar. Algunos miembros menores del clero
ridiculizaron a Romano por esto y, habiendo sido humillado, se
sentó en uno de los asientos del coro. Desanimado y
profundamente apenado, pronto se quedó dormido. Mientras
dormía, María, se le presentó y tendiéndole
un libro le ordenó: "¡Trágatelo!" y en cuanto lo
hizo, despertó. Inmediatamente recibió la
bendición del Patriarca, se subió al ambón y
cantó extemporáneamente su famoso “Kontakio de la
Natividad”, "Hoy la Virgen da a luz a Aquél que está
sobre todas las cosas...". El emperador, el patriarca, el clero y todos
los reunidos se quedaron maravillados ante la profunda teología
del himno, así como ante la clara y sonora voz de Romano para
cantar.
De acuerdo con la tradición, este fue el primer
“kontakio” jamás cantado. El término griego kontakion, se
refiere al eje sobre el que se enrolla un pergamino, de ahí la
importancia de la orden de María de que se tragara un rollo de
pergamino, indicando que estas composiciones eran de inspiración
divina.
Es el más importante compositor y poeta de las
“kontakía” (cánticos) bizantinas; su melodías
improvisadas en honor a la Virgen María, se conservan hoy.
También compuso himnos en honor de los santos y para las fiestas
del Señor. Se le atribuye el grande “Himno akáthistos”,
pero parece que él no lo escribió. Es el más
célebre himnógrafo de la Iglesia bizantina.
Romano escribió en un koiné literario -es
decir, tenía un estilo a la vez popular y elevado y la gran
cantidad de semitismos apoyan la teoría de que era de origen
judío. Su estilo se caracteriza por la abundancia de
imaginería llamativa, agudas metáforas y símiles,
comparaciones audaces, antítesis y dramatizaciones
vívidas.
Su “kontakion de la Natividades” considerado como
su obra maestra y, hasta bien entrado el siglo XII, fue interpretado
todos los años en el banquete imperial durante dicha fiesta por
los coros juntos de Santa Sofía y de la Iglesia de los Santos
Apóstoles en Constantinopla. De sus otras “Kontakia”, una de las
más conocidas es el himno "Mi alma, mis almas,..." la cual es
cantada como parte del servicio del "Gran Canon" de San Andrés
el quinto martes de cuaresma.
El profesor Krumbacher dijo del trabajo de Romano que, "En
talento poético, fuego de inspiración, profundidad de
sentimiento y elevación de lenguaje, él, por mucho
sobrepasa a todos los demás mélodas. La historia
literaria del futuro probablemente aclamará a Romano como el
más grandioso poeta eclesiástico de todas las
épocas."