SAN PEDRO DE ARBUES
1485 d.C.
17 de septiembre
Se le
conoce como el "santo maestro de Épila", lugar de su nacimiento
en Aragón. Era de noble familia. Tenía la inteligencia
muy despierta. Después de cursar humanidades en Lérida y
Zaragoza, amplió estudios en leyes en 1468, en el célebre
colegio mayor de San Clemente, fundado en Bolonia por el cardenal Gil
de Albornoz. Allí pasó cinco años de estudio y
trabajo intenso, doctorándose en 1474. Incluso le encomiendan
una cátedra en la universidad.
En 1474 fue nombrado canónigo de la metropolitana
del Salvador, la Séo, en Zaragoza. Se resistió. Pero
aceptó. Fue ordenado sacerdote y se hizo Canónigo Regular
Agustino en 1476. Escogió como lema de su vida la caridad de
Cristo. Fue un hombre humilde, abnegado, generoso, muy exigente consigo
mismo, comprensivo con los demás. Entregó su tiempo por
completo al estudio, al coro, a la beneficencia, a la formación
de los que aspiran a servir en el Santuario. Dijo de sí mismo:
"Debo convertirme de mal sacerdote en buen mártir".
Dentro de los extraños métodos y
circunstancias de su época, defendió la fe con gran
fortaleza como primer comisario de la Inquisición en
Aragón (no se ha podido probar las acusaciones de crueldad que
sobre él se han escrito; no se le puede probar ninguna condena a
muerte y ninguna tortura). Más que juez, fue un padre bondadoso.
Pero también supo obrar con rectitud, sin temor a los
comentarios malévolos, a escándalos y viles amenazas. Los
judaizantes juraron matarle: "Se impone matar al Inquisidor. Muerto,
él, no osarán venir otros". Apuñalado en la
catedral donde rezaba el Ave María, sobrevivió dos
días a sus heridas. Después de perdonar a sus asesinos,
repitió continuamente: "alabado sea Dios, que muero por
Él". Fue canonizado en 1867 por el Beato Pío IX.