SAN MASONA DE MERIDA
606 d.C.
11 de diciembre

   Con el título de Santi Emeritensi, se conocen cinco obispos de los siglos VI-VII de la ciudad de Mérida (provincia de Badajoz) en Extremadura, cuya vida fue descrita hacia 640 por un diácono de la misma diócesis, en una obra titulada " Vita SS. Patrum Emeritensium "; Sus nombres son Pablo, Fedele, Masona, Innocenzo, Renovato.

   Sus cuerpos fueron enterrados en una sola tumba en la iglesia de Santa Eulalia, cerca de la tumba del santo, y fueron invocados por muchos fieles que recuperaron su salud. No hay culto oficial, aunque luego sus nombres aparecen en misales, calendarios, listas de reliquias, breviarios, oraciones, etc. de los monasterios de S. Millán de la Cogolla y S. Domingo de Silos, donde se celebraron juntos o en grupos. Masona o Mausona ha sido clasificada como un "pilar de la Iglesia de España" y ciertamente es un personaje muy representativo de su tiempo. De origen gota, se educó en la iglesia de Santa Eulalia de Mérida; En 573 fue elegido obispo de la ciudad sucesivo s. Fedele.

   Desde el comienzo de su episcopado, favoreció el surgimiento de monasterios e iglesias, construyó un hospital bien surtido con médicos y enfermeras, que estaban a cargo de ir a la ciudad, albergando a todas las personas enfermas; Era famoso por su generosidad en las limosnas.

   Durante la persecución desatada por el rey ario Leovigildo contra los católicos, el obispo Masona fue inquebrantable en la defensa de la fe; un obispo arriano, Sunna, se oponía a Mérida, que no logró socavar el prestigio del obispo católico, por el contrario, dio la oportunidad de mostrar toda la profundidad de su ciencia y virtud.

   Masona fue luego enviada al exilio, quien soportó y sufrió con valentía, hasta que el rey Leovigildo fue castigado por el s. Eulalia le permitió regresar a su asiento, que mientras tanto estaba ocupado por el pseudo-obispo Nepopis, quien más tarde escapó. Cuando el rey murió, pudo participar en el tercer Concilio de Toledo en 589, donde se proclamó oficialmente la conversión de los visigodos al catolicismo.

   También participó en el Sínodo de Toledo en 597; Escapó de dos ataques inspirados en Sunna. Ya viejo y cansado, delegó algunas funciones al archidiácono Eleuterio para el gobierno de la diócesis, pero después de un tiempo se vio obligado a recuperar sus poderes, dada la arrogación del archidiácono que aspiraba a la sucesión. Murió alrededor del año 606, año en que s. Isidoro le escribió una carta considerada cierta.

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(Parroquia San Martín de Porres)