SAN MALCO
Siglo IV d.C.
21 de octubre



   Había nacido en Nísibis y era hijo único. Desde muy joven, determinó consagrarse enteramente a Dios. Como se sintiese inclinado a casarse, huyó inmediatamente al desierto de Calcidia para reunirse con unos ermitaños. A los pocos años, se enteró de la muerte de su padre y pidió permiso a su abad para ir a consolar a su madre. El abad no vio con buenos ojos el proyecto y advirtió a Malco que era una sutil tentación del demonio. Malco insistió en que había heredado de su padre algún dinero con el que pensaba contribuir al ensanchamiento del monasterio, pero el abad, que era un hombre de Dios y sabía a qué atenerse, no se dejó persuadir y rogó a su joven discípulo que renunciase al proyecto. Sin embargo, Malco pensó que tenía el deber de ir a consolar a su madre y partió en contra la voluntad de su abad.

   La caravana en la que viajaba Malco fue atacada por los beduinos, entre Alepo y Edesa, y uno de los cabecillas lo tomó prisionero junto con una joven y condujo a ambos al corazón del desierto, más allá del Eufrates. Ahi Malco se vio obligado a pastorear los rebaños del beduino, cosa que no le desagradaba. El amo de Malco, que estaba muy satisfecho con él, decidió buscarle una compañera. Cuando el beduino ordenó a Malco que contrajese matrimonio con su compañera de cautiverio, éste se alarmó, dado que era monje y sabía que la joven era casada. Sin embargo, según parece, la joven no se oponía al proyecto. Pero cuando Malco declaró que estaba dispuesto a suicidarse antes que contraer matrimonio, la joven, herida en su amor propio, le dijo que no tenía el menor interés por él y que podían simplemente fingir que estaban casados para complacer a su amo. Así lo hicieron, por más que la situación no satisfizo del todo a ninguno de los dos. Malco confesó a Jerónimo: "Llegué a querer a esa mujer como a una hermana, pero sin poder tenerle la confianza que se tiene a una hermana."
Un día en que Malco le propuso a su compañera huir y así lo hicieron; después de un hecho milagroso consiguieron despistar a sus perseguidores.

   Al cabo de diez días, llegaron a un campamento romano en Mesopotamia. El  capitán, a quien refirieron su historia, los envió a Edesa. Malco retornó más tarde a su ermita de Calcidia y fue a terminar sus días en Maronia, donnde le conoció san Jerónimo. Su compañera de cautiverio no consiguió encontrar a su marido. Entonces, acordándose del amigo con el que había compartido tantas penas y que la había ayudado a escapar, fue a establecerse cerca de él, sin impedirle el servicio de Dios y de sus prójimos. Ambos murieron a edad muy avanzada.

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(Parroquia San Martín de Porres)