SAN JUDOCO DE PONTHIEU
13 de diciembre
669 d.C.
Nació en la actual Bretaña francesa y era el segundo hijo
de Judhaël rey de Domnonea y hermano de san Judicael de
Bretaña; su padre le mandó estudiar entre los monjes de
Lan-Mae-Imon en Dinan. Cuando se hizo adulto, después de
renunciar a la corona que le ofrecía su hermano san Judicael,
tras su abdicación, marchó hacia Roma, en el 636 o 637,
con un grupo de 11 peregrinos. Apenas había atraversado el
pequeño río del Cousnon, que separa Bretaña de
Normandía. Judoco pidió a sus compañeros que lo
tonsuraran para demostrar claramente su pertenencia definitiva a Dios.
Después de
detenerse en Avranches, después en Chartres, los doce peregrinos
llegaron a París, donde pasaron algunos días. Desde
allí en vez de tomar el camino directamente hacia Italia,
subieron hacia el norte, hicieron una parada en Amiens, hasta que
llegaron a un lugar llamado Villa San Pedro, que se debe identificar
con Dompierre-sur-Authie, cerca de Crécy (Somme). Fueron
acogidos por Aimonio, duque de Ponthieu, que se hizo amigo de Judoco,
hasta el punto de no quererlo dejar marchar cuando los otros peregrinos
se pusieron en camino y, solicitó al obispo de Amiens que lo
ordenara sacerdote, y así lo tuvo junto a sí como su
capellán.
Después de siete años, Judoco rogó a Amonio que lo
dejara libre y le indicara un lugar tranquilo donde pudiera vivir como
eremita. El duque lo guió a un lugar llamado Brahic. Como muchos
eremitas Judoco cambió muchas veces de lugar de retiró:
después de ocho años se estableció en Runiac,
donde construyó una capilla dedicada a san Martín. Trece
años después se retiró a un lugar donde se
levantará la abadía de Villiers-Saint-Josse, y donde
construyó dos pequeños oratorios de madera, en honor a
san Pedro y san Pablo. Parece, porque no tenemos noticias seguras, que
realizó su peregrinación a Roma. Terminó sus
días como ermitaño en Ponthieu.