SAN JUAN MACÍAS
1645 d.C.
16 de septiembre
Nació en Ribera del Fresno, Badajoz, en el seno de una familia
de pastores; desde muy niño se quedó huérfano y se
encargó de él su padrino, con el que ejerció el
oficio de pastor de cerdos. En la soledad del campo sintió que
Dios (en una visión de Juan Bautista) le llamaba para algo
especial, y así, a los 20 años, comenzó un
peregrinaje por los pueblos y cortijos de Extremadura y
Andalucía, donde realizó faenas en los campos y ayudando
a los pobres, compartiendo con ellos su pan. Recaló en Jerez de
la Frontera, donde conoció a los frailes dominicos del convento
de Santo Domingo y en donde tuvo un éxtasis, que le conminaba a
viajar al Nuevo Mundo.
Con 34 años marchó a Lima (1620)
después de un largo viaje y trabajó en una hacienda
criando ovejas, gracias a la mediación de los dominicos y
compartió sus ingresos con los pobres. Pidió entrar como
hermano cooperador en los dominicos en 1622 en el convento de la
recoleta de Santa María Magdalena; desde entonces tendrá
grandes experiencias místicas, sobre todo purificativas, sobre
su soberbia al hacerse religioso, que tuvo que superar con una
inquebrantable confianza en la Providencia. Después de su
profesión se le confió la portería del convento de
Lima, y allí desplegó su caridad e inmenso respeto para
todo necesitado, sin discriminación. Tuvo siempre una gran
veneración por los santos, y tuvo amistad con San Martín
de Porres. Fue un hombre de convento, cuando salía lo
hacía por obediencia; se disciplinó tanto que
llegó a enfermar. Rezó mucho por los difuntos, de manera
que tuvo callos en las manos de tanto pasar las cuentas del Rosario.
Murió en su convento de Lima a los 60 años. Fue
canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.