SAN JUAN FRANCISCO
REGIS
31 de diciembre
1640 d.C.
Nació en Fontcouverte, (Languedoc-Francia), en el seno de una
familia de mercaderes. Se educó en los jesuitas de
Béziers y en 1616 ingresó en su noviciado de Toulouse
donde se destacó por su obediencia, sencillez y humildad. Antes
de dedicarse al apostolado, pasó largas horas en oración.
Los superiores le vieron maduro y en el 1630 recibió el
sacerdocio. Su territorio de apostolado se desarrolló desde
Motpellier hacia el Vivarais y la Velay, las montañas de Ardeche
y La Louvesc (Delfinado): "Mi vida, para qué es sino para
sacrificarla por las almas. ¿Cómo podría yo probar
mi amor a Dios, si no le ofrezco lo que más se estima en este
mundo, la salud y la vida? No me sería grata la vida, si no
tuviese algo que padecer por Jesucristo. Siento un deseo
vivísimo de ir a las misiones de los iroqueses y ofrecer mi vida
por la salvación de aquello salvajes".
Fue durante una
peregrinación a La Louvesc, cuando san Juan María
Vianney, el canto Cura de Ars, se sintió movido por el ejemplo
de san Juan Francisco Regis y decidió realizar su
vocación al sacerdocio. Las multitudes acudían a
oírle, aunque su oratoria no era brillante y a menudo tachada de
vulgar, pero que sacudía conciencias. Solía decir:
"Sufrir por Jesucristo es el único consuelo que hallo en este
mundo. Señor, dame fuerzas para poder sufrir más y
más por tu amor". Alguien dijo de él "que no tenía
más que a Dios dentro de su alma, a Dios en la boca y a Dios
delante de los ojos". Poseía una gracia enorme para convertir a
las almas. Se dice que una dama que era totalmente reacia a la Iglesia
y hasta enemiga declarada, al ver sus distinguidos modales y su gran
santidad, le dijo: "Padre ¿cómo no me voy a convertir a
la fe cristiana si usted me lo pide con tanta gracia?".
La fundación de una serie de casas de refugio para mujeres de la
calle (Hermandad del Santísimo Sacramento) dio pie a una serie
de calumnias y amenazas de muerte, pero lo más duro fue la
postura incomprensible de sus superiores, quiénes juzgaron que
se excedía en su celo y que pusieron muchas trabas a su
actividad. Se le considera un mártir silencioso de la
obediencia. El 22 de Diciembre marchó a una misión en La
Louvesc en Vivarais, donde las ventiscas eran muy fuertes, y
allí, al poco tiempo murió, y en su iglesia se conserva
su tumba. Se le conoce como “el apóstol de Velay”. Es el primer
jesuita francés elevado a los altares. Fue canonizado por
Clemente XII en 1737.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)