SAN JOSÉ,
PATRIARCA
1700 d.C.
4 de septiembre
Hijo de Jacob y de
Raquel nació en el país de Jarán. “Israel amaba a
José más que a todos los demás hijos, por ser para
él el hijo de la ancianidad. Le había hecho una
túnica de manga larga. Vieron sus hermanos cómo le
prefería su padre a todos ellos y le aborrecieron hasta el punto
de no poder ni siquiera saludarle” (Gn 37, 3-4). El hijo se
reveló como un soñador, y sus hermanos decidieron
venderlo a unos mercaderes egipcios. Fue subiendo escalones en la casa
de su amo, hasta que fue acusado falsamente por su esposa de querer
seducirla, y fue encarcelado.
En la cárcel se reveló como
intérprete de sueños y esto le hizo llegar hasta el mismo
faraón que le nombró primer ministro. Consiguió
salvar a Egipto de una hambruna y esto traspasó las fronteras,
de forma que llegaban otros pueblos a pedir trigo a los egipcios, entre
ellos sus propios hermanos. En Gn 42, 1-44,34, nos relata la serie de
vicisitudes que hizo pasar a sus hermanos, hasta que les
devolvió el mal que le hicieron por el bien. Toda la familia
bajó a Egipto y allí se quedaron hasta que tiempo
después caería el pueblo de Israel en la esclavitud.
José murió en Egipto pero fue enterrado en Siquem, en la
tierra de sus padres. Se ha visto en José el símbolo
profético de Jesús de Nazaret, como libertador del
pueblo. Su festividad se celebra en el Calendario palestino-gregoriano.