SAN JOSÉ MOSCATI
12 de abril
1927 d.C.
Nació en Benevento, era hijo de un magistrado. A los 23
años, después de un brillante doctorado, comenzó
la carrera de médico y de apóstol, uniendo la ciencia con
la fe activa. Logró plaza de médico en Nápoles y
se entregó a su oficio con todo ahínco. En 1908 fue el
asistente ordinario del instituto de química fisiológica;
en 1911 fue ayudante ordinario en los Hospitales Reunidos; desde 1911 a
1923 enseño en el Hospital de los Incurables, donde se
convirtió en médico jefe en 1919. Su carrera
médica se alternó con la docencia de química
fisiológica y química clínica, incluso en la
facultad de medicina, pero rechazó la cátedra que le
ofrecieron, pues dijo que “su lugar estaba al lado del enfermo”.
Los pobres fueron sus
clientes favoritos y no aceptó de ellos ninguna recompensa,
antes bien curaba a sus expensas y los ayudaba sin darlo a conocer. En
la sala de espera de su consulta había un cestillo y un letrero
que decía: “Si tienes, deja lo que quieras, si no tienes, toma
de aquí”. Su jornada estaba llena de ocupaciones entre el
hospital, las visitas, y la universidad. Dijo: "El médico
se encuentra muchas veces ante las almas, que están a punto de
capitular y volver a los principios hereditarios de los antepasados,
están ansiosas de encontrar un alivio, atenazadas por el dolor.
Dichoso el médico que sabe comprender el misterio de estos
corazones y enardecerlos de nuevo. Dichosos nosotros los
médicos, muchas veces incapaces de alejar una enfermedad,
dichosos nosotros, si nos acordamos que más allé de los
cuerpos tenemos ante nosotros, almas inmortales, con los que urge el
precepto evangélico de amarlos como a nosotros mismos".
Su caridad fue patente en la erupción del Vesubio (1906), en la
peste del cólera (1911) y con los soldados heridos en la I
Guerra Mundial. Tomó parte en varios congresos internacionales
de medicina: Budapest (1911) y Edimburgo (1923). Publicó 23
estudios de medicina. La comunión diaria fue para él
fuente de intensas gracias y si alguna vez no pudo acercase a la Misa
lo lamentaba con estas palabras de su "Diario"; "¡Oh
Señor, hoy he permanecido lejos de Ti! ¡Tampoco hoy,
Jesús mío, has entrado en mi corazón!". Alguien le
preguntó por qué no se hacía sacerdote. El dijo
que el Señor le quería laico cristiano. "Este es mi
sacerdocio" -dijo. Murió en Nápoles defendiendo la labor
de los médicos frente a la injerencia de los políticos.
Está enterrado en la iglesia de Gesú Nuovo de
Nápoles. Fue canonizado por SS. Juan Pablo II el 25 de
octubre de 1987 en la Plaza de San Pedro.