SAN GUTLACO
11 de abril
714 d.C.
Príncipe de Mercia e inicialmente combatió en el
ejército del rey san Etelredo de Mercia. En casi todas las
guerras en las que participó se desarrollaron en los
límites de Gales, que le supusieron la ganancia de un importante
botín, y una gran fama como guerrero. Después de 9
años, llegó para él el tiempo de la
conversión y por ello ingresó en la abadía
benedictina de Repton en Derbyshire, un monasterio doble gobernado por
la abadesa Elfrida.
Se destacó
entre sus cohermanos por el ascetismo extremo y la profunda
aversión al alcoholismo. Después de emitir los votos
pidió dejar la comunidad para vivir como recluso en el
corazón de la palude de Linconshire, donde pasó los
últimos 15 años de su vida. En el 699 se retiró
con algún compañero. Más tarde en el lugar donde
se encontraba su celda se erigió la abadía de Crowland
(Croyland). Tuvo como modelo de vida a san Antonio Abad, uno de los
más grandes Padres del desierto.
Tuvo que superar
numerosas pruebas y tentaciones y sufrió el ataque de los
llamados “monstruos”, identificados probablemente con los descendientes
de los britanos que se habían refugiado en aquella zona durante
la invasión de los sajones. Famoso por su vida austera y por su
don de profecía, tuvo que recibir, en un número cada vez
mayor, a visitantes, entre los que se cuenta el obispo Edda de
Lichfeld, que lo ordenó sacerdote, y el príncipe heredero
de Mercia, Atebaldo. De su biografía se deduce que no
manifestó nunca rabia, ansia o tristeza. Predijo el día
de su muerte, y por esto invitó a su hermana santa Pega a sus
funerales, ella era también eremita.
Muerto, su tumba se convirtió en lugar de peregrinación y
fuente de milagros. Sus restos reposan en la abadía de Crowland.
Está considerado como el ermitaño inglés
más famoso de la época.