SAN GASPAR DEL BÚFALO
28 de diciembre
1837 d.C.
Nació en Roma, en
una familia aristócrata arruinada; su padre fue cocinero en el palacio
Altier de Roma y había sido marqués. Gaspar fue un joven enfermizo
que desplegó una intensa actividad: en Roma se le vio atender a todas
las necesidades apostólicas con una energía incomprensible.
Desde muy joven tuvo vocación sacerdotal, y concretamente de misionero,
ya que sentía una gran admiración hacia san Francisco Javier.
A los 11 años ya vistió hábito eclesiástico.
En 1807 fue ordenado subdiácono y nombrado canónigo coadjutor
en la basílica de San Marcos; fue titular de la canonjía al
año siguiente, ya diácono. Fue ordenado sacerdote en 1808.
Fue un gran predicador y
un entregado servidor de los pobres. Se encargó de la Obra de Santa
Gala, que logró recuperar. Emprendió un amplio apostolado entre
el pueblo, sobre todo en aquellos campesinos que iban a Roma a vender sus
productos. Para ellos estableció su Oratorio de Santa María
del Pincio.
Su rasgo principal fue la
tozudez. Se negó a prestar juramento al nuevo régimen desplegado
por Napoleón, y como consecuencia de ello fue encarcelado en Piacenza,
Bolonia y Córcega y luego fue desterrado. Cuando regresó en
1813, renunció a su cargo en la basílica de San Marcos; entonces
empezó a dedicarse a la que será su actividad principal durante
el resto de su vida: las misiones populares en la campiña romana.
Fundó en 1815 los Misioneros de la Preciosísima Sangre, con
la tarea de misionar las comarcas más descristianizadas y peligrosas
de los Estados Pontificios. Junto con la beata María De Mattías
fundó la rama femenina. Las dos familias religiosas se coordinaron
en la Pía Unión de la Preciosisima Sangre que Gaspar formó
en 1808 junto con Francesco Albertini.
Denunció
al Papa los abusos y corrupciones del alto clero romano; se mostró
duro con los prelados y cardenales, y con los que querían atajar el
bandolerismo con sangre. Se le calumnió y se habló de su orgullo
satánico; el propio Papa Gregorio XVI le fue adverso y no aprobó
su Instituto hasta después de muerto. Murió enfermo de cólera
en Roma, después de haberse retirado a Albano para reflexionar y trabajar
en las diferentes instrucciones que había escrito para sus misioneros.
Se le conoció como “Ángel de la paz” por haber pacificado numerosas
bandas de ladrones que azotaban la zona, concretamente el pueblo de Sonnino,
centro del bandolerismo. También fue llamado “el martillo de los sectarios”
por su lucha contra la masonería. Fue canonizado en 1954 por
Pío XII.