SAN FRANCISCO DE MONTMORECY-LAVAL
6 de mayo
1708 d.C.



   Nació en Montigny-sur-Avre, en el seno de una noble familia francesa, y desde niño fue destinado al estado eclesiástico. Estudió en el colegio de la Fléche con los jesuitas, recibiendo muy pronto la tonsura. En 1635, tras la muerte de su padre, se le nombró canónigo de la catedral de Evreux, de donde era obispo un tío suyo.

   Ingresó en el colegio parisino de Clermont, pero en 1645 murieron sus dos hermanos mayores, con lo que se vio obligado a ocuparse de los asuntos familiares. Pero en 1647 fue ordenado sacerdote. En 1648 fue nombrado arcediano de Evreux, comenzando la visita que le correspondía por este cargo dando con ello cuenta de sus dotes de gobierno y piedad. En 1635 fue nombrado Vicario Apostólico de Indochina, cargo al que no puedo atender, por lo que se retiró a L’Hermitage y llevó vida contemplativa durante cuatro años en aquella escuela de espiritualidad que dirigía en Caen el abate Berniéres. De allí vino sacarlo la orden del papa Alejandro VII confiándole el vicariato apostólico de Nueva Francia con el título episcopal de Petra.

   Llegó al Canadá en 1658 y fijó su residencia en Québec pero se dedicó a visitar el vasto territorio y a cuidar la buena organización de la Iglesia en ella, fundando numerosas parroquias. Se puso de parte de los indios frente a los que los maltrataban, y trató dar unidad a una vastísima diócesis. Su labor fue inmensa y se opuso con energía al regalismo de los gobernantes.

   En 1662 regresó a Francia y fue recibido por Luis XIV, a quien expuso la verdadera situación del Canadá obteniendo grandes concesiones que favorecían a la Iglesia en Nueva Francia, y al mismo tiempo propuso que el vicariato fuese elevado a diócesis con capital en Québec. Fundó el seminario  en Québec, que se convertiría en 1852 en la Universidad Laval. En 1674 fue nombrado primer obispo de Québec.

   En 1684, viendo que su salud no era buena presentó su dimisión, y se quedó en Québec, en el seminario, viviendo modestamente. Fue un gran apóstol y un gran obispo siempre al servicio de sus diocesanos. Obtuvo de la Santa Sede el establecimiento en París de un seminario para las Misiones Extranjeras. Murió en Québec. Fue canonizado por SS Francisco el 3 de abril de 2014.

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(Parroquia San Martín de Porres)