SAN FRANCISCO COLL
2 de abril
1875 d.C.
Nació en Gombrén, diócesis de Vich, Gerona, en el
seno de una familia humilde. Desde niño fue muy piadoso y
estudioso, temperamental y despierto. Su madre le descubrió la
vocación sacerdotal e ingresó en el seminario de Vich en
1822. Tuvo como condiscípulos a Jaime Balmes, san Antonio
María Claret, José Sadoc Alemany, dominico y primer
arzobispo de California, Benito Vilamitjana, obispo de Tortosa y
arzobispo de Tarragona, Mariano Puigllat, obispo de Lérida. Se
alojó en casa de la familia Coma, en Puigseslloses y hasta
llegar al seminario recorría a pie todos los días 5 kms.
Era estudioso y dedicado a la oración. Un día, a
raíz de la muerte de su madre, sintió la llamada de
hacerse dominico.
En 1830,
después de terminar sus estudios de Filosofía,
ingresó en la Orden de Predicadores, en el convento de Santo
Domingo de Vich, pero no pudo quedarse allí, porque no
podía pagarse el primer año de noviciado, y tuvo que
hacerlo en Gerona. Hizo la profesión religiosa en 1831. Fue un
fraile obediente, simpático, amante de la limpieza y desapegado
de las cosas materiales. Era devoto de María y tenía la
costumbre de llevar siempre el rosario en la mano. Destacó
pronto por sus cualidades de predicador. Estudió
Teología. Durante el gobierno de Martínez de la Rosa, se
dictaron normas contra las Ordenes religiosas, a causa de las guerras
carlistas. En 1835 se cerró el convento de Gerona y
Francisco tuvo que regresar a Vich.
Terminó sus
cursos de Teología, y tuvo las licencias para ordenarse
sacerdote, pero el gobierno de Mendizabal, prohibió las
ordenaciones. Francisco fue ordenado por el obispo de Solsona, el
mercedario Juan José de Tejada en 1836. Mientras esperaba que se
abrieran los conventos, ofreció sus servicios al obispo de Vich,
que lo envió como coadjutor a la población de
Artés y a los pocos meses a Moyá, pueblo que fue
incendiado durante la guerra carlista; allí se dedicó por
entero a su feligresía, dándoles animo,
ayudándoles en lo más necesario.
Destacó como predicador y predicó en las diócesis
de Gerona, Vich, Solsona, Urgel, Lérida, Barcelona y
Tarragona; pronto se hizo famoso, y recorrió a pie toda
Cataluña; en esta etapa vio la necesidad de la educación
de los pueblos, especialmente de la mujer. La misión de
Agramunt, Lérida, en 1851, provocó una discusión
en las Cortes del Reino sobre la oportunidad de la predicación
misionera. Con san Antonio María Claret, formó un equipo
llamado Hermandad Apostólica, para desarrollar un amplio plan de
evangelización de la sociedad, mediante ejercicios espirituales
especialmente dirigidos al clero, misiones populares y publicaciones
religiosas. Fundó la Congregación de Hermanas Dominicas
de la Anunciata de Vich, en 1856, a pesar de que las Ordenes religiosas
estaban prohibidas. Fue director del beaterio de Vich desde 1858 hasta
su muerte. Fundó el “Rosario Perpetuo”, devoción que
todavía hoy continúa. Publicó en catalán "La
Hermosa Rosa", un devocionario centrado en el rosario. En 1869,
cuando se hallaba predicando un novenario en Sallent, tuvo un ataque de
apoplejía que le dejó totalmente ciego, consiguió
con cuidados médicos recuperar algo de vista, pero se
volvió a quedar ciego y totalmente inmóvil. Está
enterrado en la iglesia de su pueblo natal. Fue
beatificado por SS Juan Pablo II el 29 de abril de 1979 y canonizado or
SS Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.