SAN EGVINO DE WORCESTER
30 de diciembre
717 d.C.
Nació en el seno de una noble familia de Mercia. Ingresó
como benedictino desde muy joven. Salió del monasterio cuando
fue nombrado consejero del rey de Mercia, san Etelredo. Hacia el 693
fue nombrado obispo de Worcester, pero encontró una notable
hostilidad, sobre todo cuando intentó una reforma religiosa para
reprimir el vicio. Sus enemigos lo denunciaron al papa san Sergio I,
por lo cual decidió marchar a Roma para defenderse y
justificarse.
Sobre su viaje a Roma
nos cuenta la leyenda: él se ató los pies con una cadena
y tiró la llave al mar, pero en Roma fue milagrosamente
encontrada en el estómago de un pez que se había pescado
en el Tíber. El Papa le reconoció su inocencia y Egwino
volvió a Inglaterra, donde tomó posesión de su
sede episcopal. Su amigo el rey de Mercia, san Etelredo, le donó
un terreno en el cual construyó el monasterio de Evesham, que el
sucesor del rey Kenredo, posteriormente benefició. En este
período Egwino quiso que el obispo y abad san Aldelmo, tuviera
una digna sepultura y la adecuó en la iglesia del monasterio de
Malmesbury.
En el 709 realizó un nuevo viaje a Roma para acompañar a
Kenredo y a Offa, rey de Essex, que querían tomar el
hábito monástico en la Urbe. Del papa Constantino I,
Egwino obtuvo exenciones para su monasterio. Regresó a su patria
donde murió. Está enterrado en la abadía de
Evesham.