SAN DIONISIO DE
ALEJANDRÍA
8 de abril
265 d.C.
Natural
de Alejandría. Discípulo de Orígenes. Sucesor de
san Heracles en la dirección de la escuela de Alejandría,
así como del episcopado. Patriarca de Alejandría
(247-265). Se libró de la persecución de Decio gracias a
que le liberaron algunos cristianos y se refugió en el desierto
de Libia. En el 257, fue desterrado en tiempos de Valeriano, pero no le
impidió ejercer su actividad pastoral sobre su lejana comunidad,
pero volvió a Alejandría después del edicto de
tolerancia de Galieno en el 260. Su intento de esconderse fue criticado
por algunos obispos como Germano, pero se aconsejaba en aquel tiempo,
que los cristianos, si podían, huyeran ante las persecuciones.
Desarrolló una gran actividad en su lucha contra los herejes
especialmente contra Sabelio, los milenaristas y Pablo de Samosata.
Escribió su experiencia ante el martirio de los cristianos de
Alejandría, por medio de cartas, que luego retomó Eusebio
para escribir su “Historia de la Iglesia”. San Atanasio de
Alejandría lo define: "el maestro de la Iglesia entera". Sus “Actas
de Comparición y Destierro”, han sido poco manipuladas. Tuvo una
intensa correspondencia con el papa san Dionisio I. Mantuvo una actitud
moderada en la cuestión de los “lapsis” y se opuso al
novacianismo. Fue el primer obispo de Alejandría que
dirigió anualmente a las iglesias de Egipto las denominadas “Cartas
festales”, en la que la indicación de la fecha exacta de la
Pascua de aquellos años fue ocasión de exhortación
de tono pastoral.
Murió en Alejandría después de haber
gobernado su diócesis con gran prudencia y santidad durante
diecisiete años. San Epifanio cuenta que su recuerdo se
conservó en la ciudad gracias a una iglesia que se le
dedicó, pero sobre todo, gracias a sus virtudes y sus escritos.
El nombre de san Dionisio figura en el canon de las misas maronita y
siria.