SAN DAVID URIBE VELASCO
12 de abril
1927 d.C.
Nació en Buenavista de Cuellar (México), hijo de una
modesta familia; ingresó a los 14 años en el seminario de
Chilapa, para que él pudiera estudiar. Sus hermanos tuvieron que
dejar de estudiar y ponerse a trabajar, pero él pronto tuvo una
beca por sus grandes cualidades. Ordenado sacerdote en 1913, el obispo
de Tabasco se lo llevó como secretario particular.
Cuando se
inició la persecución tuvo que huir con su obispo por mar
en una barco que se hundió, donde se salvaron seis entre ellos,
ellos dos, y pidieron auxilio en una casa, que al saber que eran
clérigos, los denunciaron, pero una criada le avisó y
pudieron huir no sin dificultades. Llegaron a Córdoba, y su
obispo le animó a volver a su casa, que cuando llegó iba
tan demacrado que su madre no le conocía. Vuelto a Chilapa,
estuvo un año en Zirán y pasó luego a Guerrero y
en seguida a Chilapa. Iba para allá cuando el general
Díaz lo apresó y lo condenó a muerte, pero un
tío suyo, oficial del ejército, lo liberó.
Pasó a su
pueblo natal como párroco y aquí estuvo hasta 1922
ayudando a los heridos de los dos bandos; después pasó a
Teloloapán, pero cuando a comienzos de 1923, el obispo de
Tabasco renunció a su diócesis y se hizo párroco
de Iguala, el padre David estuvo con él como coadjutor.
Prácticamente el párroco era él. Adornado de
notables cualidades humanas, tuvo un trabajo pastoral muy fecundo.
“Siempre procuró hacer ver a sus feligreses cómo se puede
unir inteligentemente la vida social con la vida cristiana”. Su gran
actividad apostólica le atrajo el odio de la masonería de
Iguala, por lo que tuvo que abandonar su parroquia.
Cuando en 1926 se
cerró la iglesia al culto público, permaneció en
la casa rectoral hasta que tuvo que buscar refugio en una casa
particular. Pero lo persiguieron de tal modo que se marchó a
Méjico D.F., y desde allí escribía cartas a sus
fieles. Decidió volver a Iguala y en el camino fue detenido. El
militar que le arrestó le ofreció todas las
garantías y libertades si aceptaba ser obispo de la iglesia
cismática creada por el gobierno de la República, a lo
cual se negó con gran coraje. Fue enviado a Cuernavaca y de
aquí a San José Vidal donde murió de un tiro en la
nuca bendiciendo a sus verdugos. Fue
canonizado por Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.