SAN DAMIÁN DE
MOLOKAI
15 de abril
1889 d.C.
José De Veuster nació en Trémelo (Brabante
flamenco, Bélgica) en el seno de una modesta y numerosa familia
de campesinos profundamente honestos y religiosos. En 1840, la
Congregación de los Sagrados Corazones, había abierto en
Lovaina, a 15 kms. de su pueblo un “seminario de misiones”.
Religioso
de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y
María (Sociedad de Picpus) como su hermano mayor, Augusto, y se
ordenó sacerdote en Honolulú, Hawai a los 24 años
(1864), porque sustituyó a su hermano que no pudo embarcarse
porque enfermó de tifus. El hecho de su ordenación
sacerdotal tuvo sus dificultades, ya que tenía pocas “letras”,
pero gracias a las enseñanzas de su hermano y su constancia pudo
adquirir la formación intelectual que necesitaba.
En Hawai vivió su vocación de misionero,
primero en Kohola-Amakua, en el noreste de la isla, donde estará
ocho años (1865-1873), donde aprendió el idioma, y se
convirtió en “un hawaiano”, dedicándose totalmente a la
población. Por aquella época, en 1865, el gobierno,
ordenó la deportación de todos los leprosos a la isla de
Molokai, y comenzó la caza de todos los enfermos de lepra que
eran muchos. El obispo residente en la isla de Maui habló a los
misioneros, y les propuso que fueran cuatro sacerdotes que se
turnarían cada año. Damián se ofreció ir en
este primer turno de este modo se consagró en 1873 a los
leprosos confinados en la isla de Molokai, donde llegó con 33
años, no llevaba maleta, sólo tenía un crucifijo
en el bolsillo de la sotana. Poco después de su llegada
quisieron remplazarlo por otro misionero, pero no aceptó.
Trabajó en la isla para que los enfermos vivieran
con alguna comodidad. Con la ayuda de ellos, arregló el
desembarcadero, instaló una conducción de agua,
abrió un almacén donde los enfermos podían
adquirir gratis la ropa. Enseñó a sus gentes a cultivar
la tierra, a plantar flores, abrió un horfanato, y
bautizó a muchos. Le llamaban "el hombre de los 36 oficios".
Promovió el empleo del tiempo de ocio, organizó fiestas
populares, creó una banda de música, y llegaron a cantar
una misa de Mozart.
Sin saber medicina, cuidó a los enfermos mientras
no hubo médico en Molokai. Se preocupó de mejorar la
higiene. El rey David Kalakaua de Hawai invistió a
Damián con el honor de Caballero Comandante de la Real Orden de
Kalākaua (Knight Commander of the Royal Order of Kalākaua). Cuando su
hermana y heredera, la princesa Lili’uokalani visitó el
establecimiento para entregar la condecoración, las
crónicas reflejan que se conmovió de tal manera, y
sintió como si se le rompiera el corazón por lo que le
resultó imposible leer su discurso. La princesa compartió
esta experiencia con el mundo aclamando los esfuerzos del Padre
Damián.
Damián, diez años después de su
llegada contrajo la enfermedad que terminaría con su vida, ya
que no tomaba ninguna precaución. Su heroísmo
sorprendió al mundo entero y llevó a primer plano el
drama de los leprosos.
Sufrió la incomprensión de su
Congregación, que nunca aceptó su carácter ni sus
acusaciones, además de la falta de un sacerdote que le hiciera
compañía que pudiera celebrar con él la
Eucaristía y que le pudiera confesar, en esta soledad, se
agarró fuertemente a la voluntad de la Providencia
encarnada en Cristo en la Eucaristía. Cuando fue enterrado se
descubrió que las llagas de la lepra habían desaparecido
milagrosamente.
Gandhi ofreció su propia defensa a la obra y el trabajo del
Padre Damián. Gandhi declaró que Damián
había sido una inspiración para sus campañas
sociales en la India, logrando la libertad de su pueblo y asegurando la
ayuda para con los necesitados. Gandhi escribió, "El mundo
politizado y amarillista puede tener muy pocos héroes que se
puedan comparar con el Padre Damián de Molokai. Es importante
que se investiguen las fuentes de tal heroísmo". Cuando en 1959
, Hawai llegó a ser el estado número 50 de la
Unión Americana, los representantes del pueblo hawaiano
escogieron a Damián para que su estatua les representara en el
Capitolio de Washington. Bélgica, su país, lo
proclamó, después de su beatificación, como el
belga más grande de su historia. Fue canonizado por SS
Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.