En el
monasterio de Clonmacnoise, a orillas del río Shannon, en
Hibernia, San Ciarano (o bien Querano o Kiriano), presbítero y
abad, fundador de dicho cenobio. Nació en Connacht, Irlanda, un
pueblo situado en el norte del condado de Roscommon. Era hijo de Beoit,
carpintero y constructor de carros, de él y de su madre
heredó el amor por el aprendizaje, como de su abuelo materno que
fue bardo, poeta e historiador. Fue bautizado por el diácono
Justo, que fue su primer tutor; en su niñez trabajó como
pastor del ganado.
Fue preparado a la vida monástica por san Finiano
de Clonard y fue unos de los "12 Apóstoles de Irlanda". Pronto
fue uno de los monjes más ilustrados de la abadía y fue
nombrado tutor de la hija del rey de Cuala. Su amigo y compañero
de estudios, san Columba de Iona, dijo de él: “Era una luz,
brillando con la luz de la sabiduría”. Además de ser
conocido por su erudición tuvo amistad con otros grandes santos
de la temprana iglesia irlandesa: además de Justo, san Columba y
san Finiano, están san Endeo de las islas Aran que fue su
mentor, san Senán de la isla de Scattery y san Coemgen de
Glendalough, que fueron compañeros de estudios. Los años
en los que estuvo en el monasterio de Clonard estuvieron marcados de
acontecimientos milagrosos que se beneficiaron todos.
Después de completar sus estudios se
trasladó al monasterio de Inishmore en las islas Aran, dirigido
por san Endeo. Mientras fue miembro de esta comunidad tuvo la
visión de un gran árbol que era la profecía de que
sería fundador de un monasterio famoso. De Inishmore, Ciarano
fue a visitar a otros monjes a Isel, en el centro de Irlanda. Su
estancia aquí fue breve porque a los monjes envidiaban su
sabiduría y les molestaba su caridad hacia los pobres que
consideraban excesiva. Se marchó a la isla de Inis Aingin donde
estuvo unos tres años, y monjes de toda Irlanda fueron a
estudiar con él. Muchos milagros se obraron en aquel tiempo.
Ciarano partió con ocho monjes y se
estableció en Clonmacnois sobre el río Shannon, en Meath
occidental donde fundó un monasterio en el 544 y que fue
faro de cultura y civilización durante varios siglos. Los
estudiantes acudieron por miles, no sólo de Irlanda, sino
también de Inglaterra y Francia. Dio a sus monjes una regla
extremadamente severa, conocida como "La ley de Kieran". Siete meses
después de la fundación del monasterio, Ciarano
murió, tal vez de peste.
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(Parroquia San Martín de Porres)