SAN CELSO DE ARMAGH
1 de abril
1129 d.C.
Cellach Mac Aedh nació en Irlanda y parece que fue monje
benedictino de Glastonbury; en el 1105 fue ordenado obispo de Armagh.
Consagrado obispo, fue un excelente pastor. Fue muy asiduo en las
visitas pastorales, administró sabiamente las posesiones de su
diócesis y restauró la disciplina eclesiástica.
Para darse cuenta de la realidad, visitó todas las ciudades
entre 1106 y 1110. En el 1111 convocó un gran concilio general
en Fiadh-Mic-Aengus. Asistieron unos cincuenta obispos, 300 sacerdotes,
3.000 eclesiásticos, el rey de Irlanda, los nobles y el legado
papal Gilberto de Limerick. El pueblo no recibió de buen grado
ni las reformas que llevó a cabo el sínodo, ni la nueva
división de las diócesis.
Su gran obra fue
corregir los abusos de su familia, ya que ésta era la que
ostentaba desde hacía siglos el obispado de Armagh, como si
fuera un derecho. Terminó con este poder y se preocupó
sobre todo en defender los derechos de la Iglesia y de los necesitados.
Los "Anales de Four Masters" cuentan
que san Celso reconstruyó la catedral de Armagh.
La época en que vivió fue muy agitada; tuvo que ejercer
el oficio de mediador en las discordias de los príncipes
irlandeses y sufrió las invasiones de los O’Rourke y los
O’Brien. Restauró las catedrales e iglesias, fundó
escuelas, introdujo a los Canónigos Regulares de san
Agustín. En todas sus dificultades le asistió san
Malaquías, quien fue primero archidiácono suyo y
después obispo de Connor. Poco antes de su muerte, ocurrida en
Ardpatrick de Munster, el santo acabó con la costumbre de la
sucesión hereditaria, nombrando por sucesor a Malaquías.
Según su deseo, fue enterrado en Lismore. "Alma buena y
delicada" le llamó San Bernardo de Claraval.