SAN BERNARDO DE PARMA
4 de diciembre
1133 d.C.
Nació en Florencia, en el seno de la noble y rica familia de los
Ubertos; cuando murió su padre heredó todas sus
posesiones. Ingresó en la Orden de Vallumbrosa e hizo su
profesión en el monasterio de San Salvi en Florencia.
Donó sus bienes a sus parientes, amigos y al monasterio. Fue
nombrado abad de San Salvi, después general de la Orden de
Vallumbrosa; durante su gobierno la Orden tuvo una gran
expansión, saliendo de los límites de la Toscana y
estableciendose en Emilia y Lombardía con la autoridad abacial
fuertemente centralizada, autoridad confirmada en uno de los primeros
capítulos del año 1100.
El Papa san Urbano II
lo creó cardenal (1097), confirmando de esta forma la
importancia del abad mayor; fue nombrado legado pontificio en Alta
Italia, y como tal pacificó Emilia y Lombardía.
Viajó por Milán, Monza, Pavía, Brescia,
Módena, Mantua, y a los dominios de la condesa Matilde de
Canossa, que gracias a su mediación, la condesa en 1102,
renovó la donación de todos sus bienes a la Santa Sede.
Sólo en Parma, Bernardo, encontró resistencia a su
trabajo, de tal modo que en 1104, mientras hablaba al pueblo en la
catedral, hubo un tumulto en el que fue agredido y encarcelado, para
liberarlo intervino la condesa Matilde; dos años después
la situación había cambiado hasta tal punto que Parma
pidió como obispo al propio Bernardo (1106); en aquel tiempo
esta ciudad era el centro de los partidarios del antipapa. Fue legado
pontificio y obispo y mantuvo durante algunos años, hasta el
1109, que sólo fue obispo de la ciudad. Participó en la
lucha de las investiduras, y en el 1111 fue arrestado junto al papa por
el emperador Enrique V.
Su mayor empeño
fue la reforma monástica, y mientras fue obispo vistió el
hábito monástico, y vivió en común con los
monjes, y obtuvo para los vallumbrosianos el privilegio de la
protección imperial. Estuvo envuelto en la difícil
sucesión del difunto emperador y apoyó al candidato del
papa Honorio II; algunas misiones de confianza papal, le llevaron a la
prisión y a un largo exilio de la diócesis. En el cisma
de 1130, entre el papa Inocencio II y el antipapa Anacleto II, se puso
al lado del legítimo papa con todos los vallumbrosianos y los
camaldulenses. Era ya muy anciano y enfermo, cuando acogió en
Verona al emperador Lotario y lo acompañó a Roma para la
coronación. Murió en Parma. Patrón de Parma.