SAN ATILANO DE ZAMORA
915 d.C.
5 de octubre
Natural de
Tarazona (Zaragoza). Hijo de una familia de mozárabes nobles se
educó entre los monjes benedictinos de Fayos. Ingresó en
esta Orden. Pasado algún tiempo quiso probar la vida retirada
como anacoreta. Eran tiempos difíciles aquellos para los
anacoretas, que no gozaban de muy buena fama por culpa de muchos que
abrazaban aquel género de vida, no por vocación, sino
para llenar sus estómagos y entregarse a la vagancia y al
pillaje. Atiliano se dio cuenta pronto de ello, y parece que no
duró mucho tiempo su vida en aquellas soledades. Más
tarde marchó a la abadía benedictina de Moreruela durante
el mandato como abad de san Froilán, que lo eligió como
prior; otras fuentes dicen que Atiliano, como obispo de Zamora
fundó los monasterios de Tábara y Moreruela.
Como quedasen vacantes las sedes de León y Zamora,
san Froilán fue nombrado obispo de la primera y Atiliano de la
segunda en el 901; fueron ordenados juntos el día de
Pentecostés. Restauró la vida monástica de
Castilla. A la muerte de Froilán se dice que fue obispo de
León. Parece que después de una nueva revisión de
las fuentes, hay un segundo San Atiliano, obispo de Zamora por los
años 990-1009, que estaría ligado con san Froilan, pero
todavía no hay una crítica exaustiva de estas fuentes y
se han unido a los dos Atilianos.
Sus reliquias, defendidas largos siglos, son muy veneradas
en la parroquia arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, de Zamora,
que lo declaró Patrono de su diócesis, de la que fue
restaurador ilustre, o acaso fundador, y el único santo de su
glorioso episcopologio. En Milán, en fecha incierta del s. XI, y
en una de las primeras declaraciones de santidad heroica hechas por un
Papa, fue canonizado, junto con el mártir san Herlembardo, por
Urbano II. Patrón de Zamora.