SAN ALPERTO DE TORTONA
1073 d.C.
5 de septiembre
Parece que
pertenecía a la importante familia de los Malaspina. En 1030, se
fue a vivir como ermitaño en Butrio en la diócesis de
Tortona (Liguria, Italia), cerca del valle del río Borrione.
Como hubiera curado milagrosamente a un niño mudo, hijo del
marqués de Casasco (Malaspina), éste como signo de
agradecimiento le edificó una iglesia románica dedicada a
María en la que Alberto y sus compañaros pudieron
celebrar el Oficio divino. Se constituyeron en comunidad benedictina
según la reforma de Cluny, pero manteniendo sus orígenes
eremitas, y construyeron un monasterio, del que Alberto fue su primer
abad y dirigió esta comunidad hasta su muerte. El eremitorio,
dependiente directamente del Papa, alcanzó una gran
preponderancia espiritual y material, llegando a ser un gran centro
espiritual de la zona.