SAN ALEJANDRO SAULI
1592 d.C.
11 de octubre
Nació en Milán en el seno de una familia genovesa.
Estudió Derecho en Pavía. Ingresó en los
Barnabitas a los 17 años, para ello le pusieron como prueba que
predicase en la plaza de los Mercaderes de Milán, vestido
elegantemente de paje y llevando una tosca cruz de madera. Su
predicación tuvo un gran éxito. Fue enviado a
Pavía a estudiar Teología. Tenía una memoria
prodigiosa y se dice que se aprendió de memoria toda la “Summa
Theológica” de santo Tomas. En 1554 emitió los votos
solemnes y en 1556 fue ordenado sacerdote. Tuvo una gran cultura, se
dice de él que, con una mano tocaba la campana y con la otra
leía. A los 29 años enseñó Teología
en el colegio de estudios de Santa María de Capnepanova de
Pavía, y al mismo tiempo hizo de sacristán. Fue profesor
de la universidad de Pavía de Teología y divulgó
la práctica de las Cuarenta Horas y de la comunión
frecuente, e instituyó una academia universitaria. Durante la
misa tenía raptos extáticos, y necesitaba de un hermano
que le recordase en el punto que estaba.
Fue a Milán como superior del convento, y
continuamente recibía la visita de san Carlos Borromeo, por sus
"prudentes consejos". Fue superior general de los barnabitas en 1567;
gobernó la Congregación con gran cordura y prudencia,
promoviendo nuevas fundaciones. Fue nombrado confesor de san Carlos
Borromeo y su colaborador en los sínodos diocesanos.
En 1570 fue elegido obispo de Aleria (Córcega); en
la isla en ese momento faltaba de todo, pero como él
decía: "Pero al menos Dios no nos faltará". Durante 20
años el obispo Alejandro luchó contra la miseria, la
ignorancia, el embrutecimiento y el abandono, aplicando los decretos
del concilio de Trento. "Es necesario servir a Dios donde él
quiere" decía. Su vida siempre fue una entrega a los suyos, a su
diócesis, dándoles todo lo que poseía. Fue llamado
“el apóstol de Córcega”. Fue nombrado obispo de
Pavía por el papa Gregorio XIV en 1592, y aquí
también aplicó las directrices tridentinas y
vigiló su observancia, en la predicación, catecismo,
seminario, formación del clero, devoción popular, reforma
de las costumbres y visita pastora. Murió en Calosso d’Asti
mientras realizaba su primera visita pastoral. Sus últimas
palabras fueron "esperaré hasta que me sea dado el cambio". Los
milagros continuaron después de su muerte y su
canonización tuvo lugar en 1904 por San Pío X.