BEATO ROLANDO DE
MÉDICIS
1386 d.C.
15 de septiembre
Pertenecía a la familia de los Médicis de Milán.
En 1360, deseoso de una vida santa, marchó a la ciudad de Borgo
San Donnino donde en el bosque entre Tabiano y Salsomaggiore, cerca de
Bargone, castillo de los Palavicini, vivió una vida de
mortificación hasta el extremo límite de lo humano.
Durante 26 años estuvo solo, sin hablar con nadie.
Vestía una túnica de hojas secas y de paja, hasta que no
descubrió una maloliente piel de cabra. En invierno y en verano,
de día y de noche, vivió a la intemperie. Comía
hierbas crudas y frutos silvestres y en invierno cuando este sustento
faltaba, se acercaba a los lugares habitados y comía de las
basuras. Se quedaba inmóvil en un solo pie, como las grullas,
durante 5 a 6 horas, fijando los ojos en el sol, si era de día,
y en la luna si era de noche. El pueblo pensó que estaba loco y
varias veces fue golpeado hasta sangrar. Su vida fue una
contínua plegaria y contemplación.
El marqués de Pallavicini, lo encontró
casi muerto, a causa de las penitencias, lo llevó a su palacio,
le puso un confesor, el carmelita Domenico de Dominicis di Cremona, al
que manifestó que había llevado aquella vida sólo
por amor a Dios y por espíritu de penitencia. Un periodo de
reposo alargó su vida. Fue sepultado en Busseto en la iglesia de
la Santísima Trinidád. Fue muy honrado en Fidenza y
Busseto.
Su culto comenzó enseguida tras su muerte, y luego de un largo
proceso de canonización iniciado en 1563, fue confirmado en 1853
por el Beato Pío IX.