BEATO PEDRO SULPICIO
CRISTÓBAL FAVERGE
1794 d.C.
12 de septiembre
Pedro-Sulpicio-Cristóbal Faverge nació en Orleans. La
familia Faverge vivía cerca de la escuela de los Hermanos en su
misma parroquia de San Euverto, y en ella cursó Pedro sus
primeros estudios. Y allí sintió la llamada de Dios para
ser Hermano, como sus educadores.
Ingresó en el Noviciado de Maréville, cerca
de Nancy, en 1767, y recibió el nombre de Hermano Roger. En la
misma casa continuó su formación pedagógica.
Conocemos poco sobre el trabajo apostólico del Hno. Roger en su
servicio educativo. Pero después de algunos años como
maestro fue nombrado director de la escuela de Moulins. Sobre sus
cualidades pedagógicas, el abate Labiche de Reignefort
escribió: «Fue persona amable y maestro muy entusiasta de
jóvenes; mostró habilidad poco común en la
administración y dirección de la Escuela de
Moulins».
En 1792 se exigió a los cinco Hermanos de Moulins,
Roger, Bertauld, beato León, Saviniano y Nabord, el juramento de
la Constitución. El Hno. Roger, como portavoz de los Hermanos,
respondió: -«Ni por todo el oro del mundo me
separaría de la Iglesia católica, mi madre». -Pero
les vamos a cerrar la escuela y les vamos a detener, incluso los
expulsarán de la nación, como a bestias dañinas...
-Es usted libre de hacerlo. Yo no reniego de mi fe ni de mi bautismo,
ni de mis votos, que ahora me unen más aún a Nuestro
Señor..."
En el acta de bienes confiscados, se dice que en el cuarto
del Hno. Roger se confiscó «una mala cama, con un
jergón y un colchón rotos por varios sitios; una manta;
una mesita de roble; un armario pequeño de nogal; y un
candelabro muy malo de cobre...»
El 11 de junio de 1793, el Hno. Roger fue encarcelado en
el antiguo convento de las clarisas, que habían sido expulsadas.
Ese mismo día fue también encarcelado el Hno. León
y compartió la prisión con su Hno. Director y con otros
muchos sacerdotes y religiosos. Todos iban a ser deportados a la
Guayana.
Y el abate Guillon añade: «Para atender de
manera útil a los compañeros de infortunio, se
dedicó humildemente a arreglarles el calzado. Era, dice uno de
ellos, una excelente persona por el género de enseñanza
al que se había dedicado; y estaba lleno de virtudes». Y
el Hno. Lucard escribió: «Digno hijo de La Salle,
sorprendió a los otros prisioneros por su humor alegre y
resignación heroica. Siempre se mostró solícito
con los enfermos y con los más desanimados; se esforzaba, con
sus cuidados cariñosos, en distraerlos de los dolores. Cuando no
tenían libros, los suplía con conversaciones espirituales
y comentarios familiares sobre asuntos de cosmografía o
navegación.
Cada día empleaba también parte del tiempo
en arreglar el calzado de los eclesiásticos cuya salud
deteriorada sufría horriblemente con las marchas en el fango, la
nieve o el hielo, a pie descalzo. Decía alegremente: como buenos
soldados, debemos saber un poco de todos los oficios, y, en caso de
necesidad, ser buenos zapateros remendones. Un día
exclamó uno de los prisioneros de Moulins: el Hermano Roger
está en medio de nosotros tan tranquilo y sereno como lo estaba
en la clase. Para todos fue un hombre lleno de talentos y
virtudes».
El Hno. Roger salió hacia Rochefort en la caravana
del 25 de noviembre de 1793. Después de numerosas vejaciones e
insultos, tuvieron que esperar en Saintes hasta el 28 de marzo de 1794.
El 12 de abril fue embarcado en «Les Deux Associés»,
donde tuvo que sufrir las calamidades ya descritas, comunes a todos los
presos. Afectado por la epidemia, fue trasladado a la isla Madame,
donde murió el 12 de septiembre. Fue enterrado en la arena con
gran cantidad de cal para acelerar la descomposición del
cadáver. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el Papa
Juan Pablo II.