BEATO PEDRO MARÍA VELASCO NARBONA
14 de agosto
1936 d.C.



   Fray Pedro Velasco Narbona nació en Minas de Riotinto, famoso pueblo minero de la provincia de Huelva, el día 12 de octubre de 1892, hijo de Don Francisco Velasco Gallardo y de Doña Santos Narbona García. Fue bautizado en la parroquia de Santa Bárbara de Minas de Riotinto, el día 28 de octubre de 1892. El día 11 de febrero de 1904 recibió el sacramento de la confirmación en la Parroquia de la Purísima Concepción de Alameda, diócesis de Sevilla y provincia de Málaga de manos del Beato Cardenal D. Marcelo Espínola y Maestre, Arzobispo de Sevilla (hoy Beato).

   La madre de Fray Pedro María Velasco procedía de una familia de abolengo venida a menos, a la que llamaban «La Santita» por sus virtudes y por su nombre de pila, María de los Santos. Los primeros años los pasó en Riotinto, pero más tarde la familia se trasladó a Sevilla al abrigo de los familiares de su madre. Vivió después en Alameda (Málaga), de donde eran oriundos sus padres, trabajando como zapatero. Era de bondad natural, muy humilde, entró ya mayor en el convento, muy obediente, trabajador y sencillo.

   Al morir su padre, la madre se trasladó con sus hijos a Málaga donde estuvieron unos años, marchándose después a Antequera pues Pedro fue solicitado como oficial zapatero. Después de la muerte de su madre y de sus hermanos, entró en contacto con los Carmelitas, surgiendo su vocación al Carmelo. Solicitó el ingreso en la Orden en calidad de postulante en 1933, residiendo durante los años 1934-1935 en la comunidad de Osuna (Sevilla) con los padres carmelitas; su estancia entre ellos le entusiasmó.

   En julio de 1936 formaba parte de la comunidad de Hinojosa del Duque (Córdoba), continuando su tiempo de postulantado, sorprendiéndole allí la guerra. Sabedor del ambiente antirreligioso existente, y sabiendo que a todos los religiosos les rondaba la muerte, estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios, y aun cuando podía haber marchado a su casa, como postulante que era, quiso quedarse en el convento.

   Durante el asalto al convento del 14 de agosto de 1936, se encontraba allí junto con Fray Antonio María Martín Povea, que era el portero. Ambos afrontaron la situación con valentía e incluso, como aquel día en la Orden era de abstinencia (vísperas de la Asunción de la Virgen), lo pasó de ayuno para así prepararse para el martirio, junto con Fr. Antonio María Martín Povea. Al pasar por el corredor alto del convento donde tenían a Fray Antonio Martín, tras matar a éste, le dieron un tiro a Fray Pedro y murió allí mismo junto a la puerta del coro el 14 de agosto de 1936.

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(Parroquia San Martín de Porres)