BEATO PEDRO "EL
VENERABLE"
25 de diciembre
1156 d.C.
Pedro
de Montboisier nació Auvernia, en el seno de una familia de la
nobleza y muy cristiana. Pedro entró como oblato en el
monasterio cluniacense de Sauxillanges, donde recibió una
educación literaria y religiosa de altísimo nivel.
Terminados sus estudios, en el 1109, profesó como monje de
Cluny; a los 20 años fue elegido prior de Vézelay y
después del monasterio de Domené, aquí
comenzó a sentir una gran atracción por la vida de los
cartujos. Más tarde fue elegido abad de Cluny (1122-1156). Un
poeta celebraba así la inesperada elección: "Alegraos,
monjes de san Benito. Nadie puede comparársele. En prosa, es un
nuevo Cicerón. En verso, otro Virgilio. Discute como
Sócrates. Discurre como Agustín. Ni Gregorio Magno, ni
Ambrosio tienen que enseñarle nada de elocuencia. Músico,
astrólogo, geómetra, orador, dialéctico,
ningún conocimiento le es extraño".
Los principios de su
gobierno fueron difíciles. Ponce, el anterior abad había
abdicado al cargo para alistarse en las Cruzadas. Ahora regresaba con
monjes giróvagos para recuperar el gobierno. Molestaron mucho a
nuestro santo hasta que Ponce murió.
Cluny, la gran
abadía de Borgoña, no sólo influía en el
millar de abadías nacidas de ella, sino en toda la cristiandad.
Como en siglos anteriores, cuando el papado se lo disputaban familias
rivales romanas, Cluny seguía siendo un faro de luz en aquellos
siglos oscuros. Ahora en el siglo XII empezaba a decaer. Sólo
Pedro supo detener el declive en el momento en que surgió la
reforma del Cister con san Bernardo de Claraval.
Los cistercienses profesaban la regla de san Benito, pues
querían volver a los orígenes, cumplir la regla sin
mitigaciones. Se entabló una lucha entre Bernardo y Pedro.
Bernardo fue más violento. Les acusó de
relajación, de acumulación de riquezas, de excesivo lujo
en la mesa y en el culto. Les llamó "ciudadanos de Babilonia,
hijos dignos de la gehnna". Pedro se quejó de tan violentas
acusaciones, con palabras amables. "La caridad, les dice, es el alma de
la regla. Si pecáis contra la caridad, habéis dejado el
buen camino, aunque observéis bien la Regla". Con todo, Pedro y
Bernardo, se amaron como amigos y hombres religiosos, y mantuvieron una
correspondencia epistolar ejemplar. Vivieron reconciliados. Pedro no
sólo hablaba de caridad. Luchó también por la
reforma de Cluny y de todos los monasterios cluniacenses, y
restauró la disciplina. Su voz era esperada y escuchada.
Defendió al papa legítimo Inocencio II. Emprendió
una campaña para evangelizar a los musulmanes españoles.
Mantenía frecuentes correspondencia con Papas, Obispos y reyes.
En ella aparece siempre su espíritu de reconciliación y
de concordia. Fue uno de los más eminentes eclesiásticos
de su época y durante su gobierno, Cluny fue la más
grande e influyente abadía. En Cluny reorganizó las
finanzas, elevó el nivel de los estudios (él mismo fue
poeta e ilustre teólogo, fue el primer europeo que tradujo el Corán al latín durante un
viaje a Toledo) y acogió a Abelardo, después de que fuera
castrado, y logró su reconciliación con Bernardo.
Introdujo en la liturgia la fiesta de la Transfiguración.
Escribió contra los herejes petrobrusianos, a favor de la
cruzada en el que se dejó llevar por el antisemitismo de la
época, y también contra el Islam. También
escribió “De miraculis” y
las “Cartas”. Murió como deseaba en el día de
Navidad, después de haber predicado a sus monjes sobre estas
fiestas.