NUESTRA SEÑORA
DE APARECIDA
12 de octubre
Hay dos fuentes sobre el hallazgo de la imagen, que se
encuentran en el archivo de la Curia Metropolitana de Aparecida
(anterior a 1743) y en el Archivo Romano de la Compañía
de Jesús, en Roma. A unos cuantos kilómetros de
Guaratinguetá, villa del Estado de Sao Paulo, se encuentra el
pueblo de la Aparecida, que debe su nombre y origen al Santuario de la
Virgen que fue levantado en 1743. En octubre de 1716 pasaba por
Guaratinguetá con rumbo a Minas, el gobernador de San Pablo,
Pedro de Almeida y Portugal. Los pescadores de la zona querían
darle la mejor atención, por lo que tendieron sus redes al
río Parahiba, pero con escasa fortuna. Viendo esto, uno de ellos
llamado Juan Alves, corrió hasta el lugar denominado
Itaguassú y habiendo allí lanzado sus avíos de
pesca, sacó del primer lance entre las mallas de su red una
imagen de la Virgen a la que falta la cabeza.
Volvió de nuevo a lanzar la red en otra
dirección y esta vez logró aprisionar la cabeza de la
imagen. Lleno de asombro ante tal hallazgo, dirigió su barca
hacia la orilla y después de limpiarla descubrió que era
una Virgen Inmaculada. Sus compañeros participaron de esta
alegría y animados por este suceso volvieron a echar sus redes
consiguiendo una abundante pesca.
Aún se ignora el cómo vino a parar al río esta
imagen pero todo hace creer que se remonta a los primeros tiempos de la
colonización del Brasil.
Durante quince años la imagen permaneció en
la residencia del pescador Felipe Pedroso, donde los pescadores se
reunían para rezar. La devoción fue creciendo entre el
pueblo pues se decía que muchos favores fueron alcanzados por
aquellas gentes que rezaban delante de la imagen. La fama de los
poderes extraordinarios de Nuestra Señora llegó hasta
otras regiones de Brasil. Se construyó una capilla, que pronto
se quedó pequeña. Debido al aumento de fieles, en 1834 se
inició la construcción de una gran iglesia, la actual
Basílica de Nuestra Señora Aparecida.