BEATO NICOLÁS
STENSEN
5 de diciembre
1686 d.C.
Nació en Copenhague (Dinamarca), de padres luteranos, en un
momento de intransigencia religiosa. En 1648, frecuentó la
Escuela Latina, donde sobresalió en matemáticas y
ciencias, pasando en 1656, a la Universidad para estudiar medicina,
estudios que llevó adelante en Rostock, Amsterdam y Leiden,
especializándose en anatomía y comenzando la
publicación de trabajos que lo acreditaron como excelente
científico; realizó sus primeros descubrimientos
científicos sobre la tiroides, al que siguieron otros sobre
músculos y el corazón. Entró además en
contacto con grupos cristianos no luteranos y con la filosofía
de Descartes y Spinoza que le hizo plantearse cuestiones vitales.
Por entonces
entró en relación con dos médicos
católicos: Reiner de Graff y Teodoro Kerchring. Regresó a
su patria, pero no pudo conseguir la cátedra de anatomía
de Copenhague y decidió, en 1660, ir a París, donde
estuvo en contacto con religiosos católicos que ejercieron sobre
él un importante influjo en su espíritu. Marchó a
Italia, obteniendo en Florencia la amistad del gran duque Fernando II,
y donde se relacionó con personalidades del mundo
científico y eclesiástico; en junio de 1667,
asistió en Livorno a la procesión del Corpus, que le
dejó marcado. Preso ya de una gran crisis religiosa,
volvió a Florencia. Aquí resistió las presiones de
sus amistades para que se hiciera católico pero sin que
él se decidiera. Su decisión fue imprevista; se
dedicó al estudio de la Teología y en noviembre de 1667
ingresó en la Iglesia católica y confirmándose el
día de la Inmaculada.
Ya católico,
siguió viviendo en Florencia, haciendo un extenso viaje por
Europa y volviendo a Copenhague, el rey Cristián V lo
nombró anatómico real. Pero su condición de
católico le impidió ser catedrático en su
país, y decidió volverse a Florencia (1674) para
encargarse de la educación del príncipe heredero
Fernando. Escribió una obra sobre los motivos que le
habían inducido a abrazar la fe católica, y se
decidió al apostolado gracias a que tenía muchos amigos
en las iglesias reformadas. En 1675 fue ordenado sacerdote, sin
abandonar su puesto de preceptor del príncipe. A ello
unió la predicación asidua en varias iglesias florentinas
así como el confesionario, al que acudían numerosos
fieles, siendo director espiritual del gran duque.
En 1677 recibió
la consagración episcopal como vicario apostólico de
Hannover, con el título de obispo de Ticiópolis, y siendo
el consagrante el beato Gregorio Barbarigo. Llegado a su Vicariato hizo
visitas pastorales por su extenso territorio, donde había muy
pocos católicos, y además diseminados. Se negó a
enfrentarse con el clero protestante, y procuró mantener una
relación ecuménica con todos. Terminó su visita en
1679 y envió un memorando al Papa con la propuesta de que el
Vicariato fuera dividido en dos. El Pontífice aceptó y
ejecutó la propuesta.
En 1680 fue nombrado obispo sufragáneo de Münster,
resplandeciendo sus dotes de pastor de almas. Posteriormente fue
Vicario apostólico en Hamburgo, y Dinamarca y otros
países. Como se le ofrecía la posibilidad de entrar en
Schwerin a ejercer su ministerio, dilató su proyectado viaje a
Roma y visitó a los católicos de la zona hasta que a
finales de 1686 le dio un terrible cólico nefrítico que
acabó con su vida en pleno ministerio. Murió en Schwerin.
Fue admirado tanto por católicos como por protestantes. Su
cadáver fue llevado a Florencia, donde está enterrado en
la iglesia de San Lorenzo. SS. Juan Pablo II lo beatificó
en 1988.