BEATO MIGUEL RUA
6 de abril
1910 d.C.
Nació en Turín, en el seno de una modesta familia; su
padre era empleado de la Real Fábrica de Armas en Borgo Dora.
Esta instalación militar no estaba lejos de las Obras de la
marquesa de Barolo, donde el joven sacerdote san Juan Bosco,
había dado comienzo su primer Oratorio de San Francisco de Sales
para muchachos. Miguel, en 1845, al quedarse huérfano de padre,
comenzo a frecuentarlo, mientras alternaba sus estudios con los
hermanos de las Escuelas Cristianas. En 1852 se fue a vivir con san
Juan Bosco al Oratorio de Valdocco. A los 15 años vistió
el hábito clerical en Becchi, la aldea natal de don Bosco donde
llevaba de excursión otoñal a los jóvenes
oratorianos. Desde ese momento Miguel no abandonará a quien
considerará su padre y guía espiritual. Pronto se
convirtió en el "alter ego" de san Juan Bosco. Empezó a
recibir cargo de mayor confianza: fue animador de los jóvenes y
de los clérigos del Oratorio, trabajó con los
jóvenes de las Conferencias de San Vicente de Paúl y la
dirección de algunos oratorios. En 1858, don Bosco se lo
llevó a Roma y estuvo presente en las audiencias que mantuvo don
Bosco con el Papa el beato Pío IX.
Fue uno de los
primeros en ingresar en los salesianos, la nueva fundación de
don Bosco en 1858; en 1859, todavía subdiácono fue
elegido director espiritual de la nueva Sociedad. Fue ordenado
sacerdote en Caselle Torinese en 1860. Al año siguiente
consiguió el diploma de profesor de bachillerato en la
universidad de Turín y fue enviado a Mirabello Monferrato como
director del seminario menor de San Carlos donde permaneció dos
años, y dio pruebas de madurez para dirigir y de sagacidad
administrativa. Tenía una gran calma interior y trato delicado.
En 1865 fue nombrado prefecto y administrador de los Salesianos en la
sede central de Turin, ya no se separó jamas de san Juan Bosco
hasta que éste murió. En 1872, consiguió su
título de profesor de bachillerato superior. Fue nombrado
vicedirector del Oratorio y prefecto general de la Congregación,
y fue designado por don Bosco como vicario suyo con derecho a
sucesión.
Al morir san Juan
Bosco, su designación se hizo oficial con la aprobación
del Papa. Puso en marcha el proceso de beatificación y
canonización de su fundador. Visitó personalmente todas
las casas de los salesianos para conocer a todos los miembros
personalmente y animarles en el espíritu del fundador. Dio
conferencias y pasó largas horas en el confesionario. Durante su
gobierno se extendieron nuevos oratorios para jóvenes por otros
países, sobre todo los oratorios festivos. Fue relevante su
sensibilidad a las exigencias de los obreros, a la cuestión
social y a los problemas de la emigración.
Tuvo una gran
correspondencia epistolar con la mayoría de sus hermanos en
religión. En 1901, el Santo Oficio prohibió la
confesión sacramental a los superiores con sus súbditos.
En 1906, la Congregación de los Obispos y Regulares
solicitó la separación de las Hijas de María
Auxiliadora de la congregación salesiana. En 1907 se
desató una campaña calumniosa contra el colegio salesiano
de Varazze este fue uno de los peores momentos de su gobierno, como la
reprimenda que recibió de la Santa Sede por seguir confesando a
los salesianos, tal y como quería don Bosco. Multiplicó
la expansión de los Salesianos en numero de miembros y en nuevas
fundaciones por muchos países. Murió trabajando en
Turín. Fue beatificado por
el Beato Pablo VI el 29 de octubre de 1972.