BEATO MIGUEL LASAGA
CARAZO
6 de diciembre
1936 d.C.
Miguel Lasaga (1892-1936),
nació en Murguía, Álava. Hizo el noviciado en
Carabanchel, donde profesó como salesiano en 1912. El
presbiterado lo recibió en Barcelona en 1921. El primer
año de sacerdocio estuvo destinado en Turín, como
encargado del “Boletín Salesiano” en lengua española.
De allí fue enviado a Perú. Habiendo regresado a
España en 1928, estuvo en la casa de Atocha. En 1930 fue
destinado a la casa de Mohernando (Guadalajara), siendo nombrado
director en 1934.
Don Miguel y los seis
jóvenes salesianos que le acompañaron en el martirio,
ingresaron en la cárcel de Guadalajara, el día 2 de
agosto de 1936. Durante los cuatro meses que permanecieron allí,
él y los jóvenes salesianos, lograron hacer germinar una
comunidad en pequeño dentro de la prisión, aún
estando diseminados por galerías distintas.
El día 6 de
diciembre de 1936 un bombardeo fue el pretexto utilizado para
desencadenar la tragedia. El gobernador civil concedió
explícitamente su anuencia y el ejército republicano
colaboró directamente en la masacre. De este modo, la turba
armada se desparramó por todas las dependencias de la
cárcel e inmediatamente comenzaron los fusilamientos en masa que
se prolongarían hasta altas horas de la noche.
Según la
crónica de don Higinio Busons, un preso que logró escapar
de los fusilamientos, don Miguel Lasaga se había sentado en una
cama desde el momento en que se produjeron las primeras descargas.
Cuando los demás presos de su grupo empezaron a dispersarse con
precipitación, se levantó y los contuvo con un
ademán y breves palabras: “Bueno, amigos, dijo, esperen ustedes
un momento, que les voy a dar la absolución”. Seguidamente, don
Miguel tornó a su postura de antes, acompañado ahora por
un joven salesiano que estaba con él en la misma galería.
Los asesinatos continuaron hasta avanzada la tarde. Los milicianos
subían y bajaban por dormitorios y galerías. Disparaban a
quemarropa, acribillaban a los refugiados en las dependencias o los
empujaban al patio para ejecutarlos. Así hasta las tres de la
madrugada que acabó la descomunal masacre.
Página Principal
(Pbro. José Manuel Silva Moreno)