BEATO MARIANO SUAREZ FERNANDEZ
7 de octubre
1934 d.C.
Nació en la parroquia
de San Andrés de Linares (El Entrego) en 1910. Su padre era natural
de Sotrondio, minero, y su madre, de El Entrego. Tuvieron cinco hijos. Junto
con su hermano, entró en el colegio de los Maristas de Oviedo, desde
donde ingresaron en el Seminario. Según su hermana Ángeles,
“en su carácter era serio, al mismo tiempo alegre, entreabierto, bastante
responsable y muy cariñoso. (…) En casa estudiaba, leía mucho
e iba al río a bañarse y a pescar. Nuestro padre era minero
y cuando estalló la República, en 1931, les dijo a los dos:
“mirad que ahora entran tiempos muy difíciles y muy malos y ya veréis
cómo va a ser perseguida la Iglesia”. Ellos dijeron que había
que demostrar que se era de verdad y que no dejaban el Seminario”. Juan Ramón,
el hermano, tuvo que dejar el Seminario hacia 1931 o 1932, porque después
de una gran gripe le quedó una mancha en el pulmón.
Al igual que sus compañeros, Mariano era consciente de
que llegaban tiempos difíciles, pero ante el planteamiento de sus
familiares de esperar a que pasar la revolución para volver al Seminario,
éste se negaba. Las últimas palabras que le oyeron tenían
su origen en una frase que había pronunciado su abuelo el año
anterior. Hablaba con sus tíos, que le aconsejaban que se lo pensara
bien antes de dar un paso decisivo. Y el abuelo había dicho “el buen
artillero debe morir junto al cañón”. Esta frase la repitió
Mariano a su hermano en el momento de despedirse, al aconsejarle que pidiera
unos diez o quince días de permiso, mientras pasaba el movimiento
revolucionario que se avecinaba. En el momento de su muerte tenía
24 años.